Tiempos difíciles para el tío Sam. En un momento, hasta la década de 1980 inclusive, toda América Latina fue el espejo de las administraciones estadounidenses, ya fueran republicanas o democráticas. Dictaduras sangrientas y regímenes neoliberales hambrientos se alternaron o coincidieron, como en el caso de Chile y Argentina: argentinos y chilenos desaparecieron por decenas de miles y el régimen democrático de Estados Unidos no se inmutó. Por el contrario, al sacudir la pesadilla del comunismo, instaló gobiernos dictatoriales despiadados y promovió golpes de estado. Han pasado cuarenta años desde que Chile vivió la represión Pinochet y otros asesinos.
Los tiempos han cambiado hoy. Coaliciones populares, diferentes entre sí pero unidas por un único ideal de unidad latinoamericana y un horizonte socialista orientado a la efectiva realización de los derechos humanos, gobiernan casi todo el continente.
Desde Cuba, donde la reforma económica avanza lenta pero segura, y donde el control del covid es bastante admirable con un bloqueo de decadas., donde la doble valuta será abolida la entrada en vigor una sola moneda para extranjeros y nacionales; a Venezuela, hay claros ejemplos de donde no hay nada parecido al socialismo es una forma social de poder muy empobrecedora y corrupta, Maduro un dictador incapaz ha empobrecido al pueblo venezolano y afrontan una crisis sin precedentes, dispuestos a hundir su patria para proteger sus propios mezquinos intereses; a Ecuador y Bolivia, comprometidos a hacer que las multinacionales paguen los precios de la contaminación y a emanciparse de las finanzas internacionales; a Argentina, que frena el excesivo poder de los medios de comunicación con una ley que también deberíamos aprobar en nuestro país para sacar a los controladores de opinión pública; a Brasil, el coloso donde se ha retomado con fuerza una lucha popular que también requiere que el gobierno del PT tenga en cuenta las prioridades y los sentimientos del pueblo; a Chile donde, la lucha social logró cambiar la constitución instaurada en una dictadura, la lucha social se hizo oír donde su sistema todavía fomenta la desigualdad social.
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