Mirta Gutiérrez, una joven de 22 años, dirigenta del Movimiento Estudiantil Universitario, (MEU) y casi egresada de la Carrera de Sociología, integró las filas de la lucha universitaria en el 2011, hoy los frutos de ese esfuerzo iniciaron el rompimiento de los moldes patriarcales en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, UNAH.
Ese año fue el inicio de un proceso de protestas, tomas y manifestaciones en donde los estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), protagonizaron la primera ola de lucha a raíz de la imposición de los concejales universitarios por parte de las autoridades universitarias.
Estos concejales son los que forman parte del cogobierno universitario conformado por una triada que son los docentes, estudiantes y universidades, cada parte debería tener el 33.3 % del poder, pero no es así.
Los universitarios venían de un proceso de transición por lo tanto no tenían representación, situación que aprovecharon las autoridades para elegirlos mediante un proceso dedocrático, a las puertas de la imposición de nuevas normas académicas, comenzaron a ver los problemas que acumulados llevarían a una histórica crisis dentro de la máxima casa de estudios y que generó varios intentos de organización ante la invisibilización de sus propuestas, al final ha tenido importantes avances entre ellos el haber sentado a la mesa a las autoridades que lo evitaban a toda costa.
La punta del iceberg floreció con la construcción de normativas sin la participación estudiantil, las que para ellos presentaron problemas de forma, de contenido e ilegitimidad. En el 2013 les dieron un plazo a los universitarios para organizar sus estructuras para las elecciones y así escoger a sus concejales, tiempo que se cumplió en el 2015, los intentos de organización fueron ahogados por las propias autoridades con una segunda intención, la de imponer a sus favoritos para representar a los estudiantiles.
Después de seis años dentro de un proceso de concientización a las y los universitarios, represión, criminalización, persecución, tortura y judicialización, nace como una alternativa organizativa el MEU.
Criminalización de la protesta
La criminalización de la protesta estudiantil empezó en el 2014 cuando escucharon que las autoridades estaban elaborando una normativa excluyente, que no se apegó a la realidad, sin consenso ni participación de los universitarios, con representantes que nadie conocía y aprobadas sin importar el descontento.
Inició la lucha, pero también las represalias. Se dio la primera judicialización del estudiante Darío Morán. Se expulsaron a seis estudiantes que tuvieron que ser readmitidos por la UNAH por la orden de un Recurso de Amparo de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia.
En el 2015 se aprobó la nueva normativa. Mientras los estudiantes en protesta cerraron los centros regionales a nivel nacional, como respuesta surgieron requerimientos fiscales para unos 26 estudiantes, cuatro de ellos, Cesario padilla, Sergio Ulloa, Moisés Cáceres y Armando Velásquez, hasta la fecha tienen que enfrentar un sistema de justicia donde no funciona ningún recurso para proteger a los estudiantes.
Ya en el 2016 eran 75 requerimientos fiscales, los cuales fueron desmantelados gracias a la presión estudiantil que puso en la mesa como condición de iniciar un diálogo que las autoridades desautorizaran al Ministerio Público para continuar con la acción penal.
El problema
Mirta Gutiérrez reconoció que son necesarias las normas académicas, porque deben haber parámetros legales para dirigir la institución, pero que las impuestas por las autoridades son excluyentes.
Quedó evidente el reclamo del MEU para la elaboración de una normativa que satisficiera las demandas reales de la academia hondureña, ya que las implementaron sin que la UNAH contara con las condiciones pedagógicas, físicas, metodológicas, académicas y estructurales que faciliten el cumplimiento de las mismas, en tanto, existe un contraste que crea un vacío.
Algunos de los problemas es que se exige un índice académico que no es malo, el inconveniente que al mismo tiempo no hay generación de condiciones, ni concurre una evaluación de docentes, “tenemos un aprendizaje memorístico y repetitivo lejos del análisis, la proposición y la reflexión; lo que califican como una deficiencia de la pedagogía y del aprendizaje”, señaló la estudiante.
Ejemplificó que los alumnos que vienen de secundaria se tienen que enfrentar a un examen de admisión donde el sistema universitario no toma en cuenta que las condiciones de primaria y secundaria atraviesas por una deficiencia educativa, por ende, la falta de conocimientos con que llegan al examen de aptitud no son suficientes para aprobarlo; además que la UNAH no tiene un programa de nivelación y el resultado es que automáticamente son excluidos.
Gutiérrez explicó que las personas que no tengan un índice de permanencia de 70 por ciento quedan automáticamente fuera de la universidad, este año a partir de la vigencia de las normas académicas miles de estudiantes no pudieron matricularse.
Para la universitaria coexisten varias razones por las que algunos estudiantes no pueden alcanzar el índice exigido; una es por los trabajadores de la empresa privada que a veces se ven obligados a abandonar las clases, la crisis económica de otros impacta en sus clases y no les ajusta para comprar los textos, también las madres y padres solteros, los hijos que quedan huérfanos y los que en el camino sus padres no pueden seguirlos apoyando.
Es el caso de “Brayan”, un joven estudiante de la carrera de derecho que sus papás lo mandaron a estudiar a la ciudad, al principio podían sufragar los gastos pero a medida que pasó el tiempo tuvo que buscar otras opciones, no ha podido conseguir trabajo.
“Brayan” tiene un problema en la vista que le obliga a usar lentes, no usarlos equivale a quedarse ciego poco a poco, por la falta de oportunidades no le quedó otra que ingresar a la Policía Nacional.
Él finge tener una vista 20/20, más las repercusiones dentro de un par de años es que engrosará en las filas de las personas no videntes. Pero como los tres mil lempiras mensuales que obtiene le resuelven un poco su crisis económica, asumió el riesgo de la ceguera y abandonó la UNAH.
Gutiérrez aseguró que un sinfín de condiciones económicas y sociales envuelve la vida de las y los universitarios y que las autoridades no toman en cuenta.
La lógica que como movimiento ven es que la universidad va camino a la privatización, que ya dieron los primeros pasos hacia la mercantilización, con la aprobación del Plan de Arbitrios donde se reflejan una gran cantidad de pagos.
Género en el MEU
La primera universitaria criminalizada fue Dayanara Castillo quien incluso tuvo que salir del país por la persecución que sufrió por su participación en el Movimiento Estudiantil.
Pero fue hasta el 2015 que se vio el crecimiento de la participación de mujeres estudiantes y que han sostenido la lucha por sus derechos.
El empoderamiento de las mujeres universitarias se consolidó en el 2016, a pesar que han venido participando años anteriores, se dio su visibilización.
Incluso dentro de las distintas comisiones del MEU quienes las abanderan son las universitarias, desde la creatividad de las bases, el sostenimiento de las tomas, las manifestaciones y todas las actividades; también en las dirigencias a nivel nacional sobresalen por su beligerancia, porque son propositivas e inteligentes.
La construcción de jóvenes hombres y mujeres luchando hombro a hombro por la defensa de una educación pública, incluyente y de calidad, da lugar a una nueva lógica de movimiento social en donde no solo los varones tienen la razón y la voz cantante, en donde se respeta y valora el apoyo de las mujeres en el proceso.
Para las estudiantes el principal obstáculo yació en “ganarse los espacios”, que no debería ser así indicó Gutiérrez, ella inicio desde las bases, pero le tocó asumir la coordinación de su carrera y tuvo la oportunidad de estar en una de las vocerías.
Las universitarias demostraron su capacidad, en ese sentido, deben avanzar aunque ya dieron sus primeros pasos de deconstrucción de los modelos culturales, para derribar los patrones machistas, patriarcales y de desigualdad.
Asomaron en los ojos de la joven universitarias lágrimas al recordar la imagen de las cinco estudiantes esposadas en los Juzgados el 02 de julio del presente año, “se me engrifa la piel, para nosotros es un día histórico, nunca se nos va a olvidar, ni para las y los estudiantes, ni el pueblo hondureño de cómo trataron a nuestros compañeros y compañeras, cómo los sacaron, fue muy doloroso, nos dolió profundamente el hecho que estuvieran en esa situación y nosotros sin poder hacer nada más allá de lo legal”.
Se mostró indignada por el proceder de las autoridades universitarias, enfatizó que ese trato hizo que muchos universitarios que no se habían decidido a participar activamente en el movimiento estudiantil, pero lo hicieran y acuerparon, “por el simple hecho de saber que ese estudiante apresado ilegalmente fue tratado de esa manera, aunque estaba dando la cara y luchando por todos los y las estudiantes de la UNAH, pero seguirán su lucha para garantizar una universidad pública, gratuita y de calidad.
La dirigente estudiantil aseguró que dentro de las filas del MEU se ha logrado la paridad de género, de manera que sienten la necesidad de abrirles los espacios de participación a las jóvenes, llegando a la toma de decisiones.
El MEU en ese tema ha demostrado que es capaz de avanzar y desprogramar la mentalidad de una sociedad reproductora de esquemas para la cimentación de una nueva sociedad.
“El MEU no solo tiene ojos de mujer sino que es mujer” es uno de los eslóganes. Muchos de los estudiantes se identifican con estas frases porque reconocen que la mujer lucha y es propositiva.
Aunque en algunos movimientos internos todavía mantienen esa resistencia a los cambios, la gran mayoría están evolucionando de acuerdo al tiempo de libertad que pregonan, concluyó la entrevistada.