Asesinatos como estos están diseñados para silenciar todo un movimiento, no solo una voz, así que lo correcto es que haya una respuesta masiva de ese movimiento.
Berta era la coordinadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras, luchó por los derechos de su pueblo contra los megaproyectos que amenazaban a su comunidad. Pero su trabajo inspiró a muchos, atravesó fronteras, y el año pasado fue reconocida internacionalmente con el Premio Goldman por el medio ambiente.
Esto demuestra que quienes defienden los derechos en Honduras no están a salvo. Queremos que se encuentren a los asesinos materiales de Berta, pero para encontrar a los asesinos intelectuales se necesita una investigación independiente ya. Que la muerte de Berta no quede impune
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Nada pudo frenar a Berta, la amenazaron de muerte, mataron a sus compañeros, y amenazaron de atacar a su madre y secuestrar a sus hijas. Su amor por este mundo le dio la fuerza para seguir adelante.
Los megaproyectos de desarrollo que impactan sobre los derechos de los pueblos indígenas, están violando el Convenio 169 de la Organizacion Internacional del Trabajo, que garantiza la previa consulta. Y el gobierno de Honduras lo está permitiendo. Honduras fue el país que más asesinatos per capita de defensores de medio ambiente registró en el 2014. Esto tiene que parar.
Solo una investigación independiente podrá dar con los verdaderos responsables. Únete ahora: