Pero para el periodista Félix Antonio Molina este lunes 02 de mayo no volverá a ser uno de esos tantos días comunes en los que se traslada por las calles de una insegura y violenta Tegucigalpa. Muchos extrañaron que no acompañase a su colega Gilda Silvestrucci en la acostumbrada banca de “En la plaza”, ya que el programa no salió al aire por complicaciones técnicas.
Pasaron las horas y se acercaba el momento de que la voz de la Asociación de Medios Comunitarios de Honduras (AMCH) tuviese eco en el dial del FM capitalino, había que trasladarse a la cabina de radio, sin contar con lo que pasaría en el camino a la misma.
Molina, quien ya toca los cincuenta años, ha sido conocido y respetado por ejercer un periodismo crítico y en defensa de los derechos humanos en el país. Con una trayectoria en diferentes medios de comunicación, en diversas fuentes, es recordado por la ciudadanía hondureña con más fuerza por denunciar en punto de las ocho de la noche, la represión desatada durante el golpe de Estado de 2009 por medio del programa “Resistencia” ,trasmitido en ese entonces por Radio Globo.
Eran pasadas las 12 del mediodía de ese lunes, atrás quedó el recorrido y las consignas de la movilización del primero de mayo. Félix abordó un taxi que lo conduciría cerca de RDS-Radio, donde trasmite el programa “Comunitarios” de la AMCH, pero una marejada de vehículos se interpone en el recorrido a la altura de un hotel capitalino, en el Boulevard Juan Pablo II.
“Uffs, que país en el que vivimos”
Así lo escribió y lo narró al llegar a cabina y salir al aire. Con una sobriedad proyectada en su voz, Félix comentó que había sido objeto de un asalto en el taxi en el trayecto a la radio. Describió cada detalle, desde los malabaristas que, a cambio de un par de lempiras, realizan un pequeño show a los transeúntes hasta el hombre y la mujer que lo forcejearon, le despojaron de su teléfono celular y le dejaron una advertencia “de hoy no pasás”.
La jornada continuó, el programa tuvo como participes a la hija mayor de la lideresa indígena lenca Berta Cáceres, Olivia Marcela. Durante la mañana, Félix había dado cobertura, más para el análisis, a la operación “Jaguar” efectuada por la justicia hondureña y que capturaron a cuatro personas a las que vinculan con el horrendo crimen ocurrido hace dos meses.
A través de su cuenta personal en Facebook el periodista había escrito una serie de percepciones en torno a las capturas de esa mañana. Mostró que la las denuncias de Cáceres no fueron tomadas en cuenta en su debido momento por el aparato de justicia hondureño. Así trascurrió el día, había que llegar al descanso, a ver caer la noche, cumplir con el reposo y preparar el material para un nuevo día.
Esta ciudad capital tiene diferentes puntos para trasladarse a un solo lugar, pero debido a la implementación del concreto “por todas partes”, estas construcciones generan congestionamiento vial, en algunas ocasiones hay que trasladarse por el mismo lugar infeliz –parafraseando al escritor Mexicano Juan Rulfo-. Eran cerca de las siete de la noche, el mismo lugar, bajo la modalidad del taxi urbano y entra en escena la violencia contra el periodismo independiente. Dos balazos, uno en cada pierna impactaron en el comunicador, atrás quedó la última publicación en Facebook, el programa de mediodía, su célebre frase invocando a “la resucitada Berta”. En ese momento era su propia vida la que estaba en riesgo.
El conductor del taxi ante la situación en la que se encuentraba Félix rápidamente lo conduce hacia el principal centro hospitalario del país. Pasan de las siete de la noche, hay amenazas de lluvia, mucha pérdida de sangre, logra llegar y así empieza la cobertura de su propia noticia, al filo de la muerte.
Desde el primer momento de atenciones se hicieron presentes dirigentes sociales, compañeros y compañeras periodistas así como representantes de organizaciones de derechos humanos en el país, incluso, en el trascurso del día de ayer martes, representantes de la comunidad internacional acreditados en Honduras lograron visitarlo y mostrarle su solidaridad.
48 horas: Las balas y un viraje hacia la vida misma
En las afueras del Hospital Escuela Universitario (HEU) se encuentran cantidad de puestos de venta. Desde un bote con agua hasta cualquier servicio fúnebre para quienes no logran ganar una batalla contra la muerte en una de las salas de este centro asistencial, que pasó a manos de la universidad nacional luego de permanecer por más de 40 años bajo las endebles e irresponsables manos del Estado hondureño, ni con la nueva administración ha mejorado, sigue igual.
Al ingresar al hospital, después casi rogar al personal de seguridad privada se puede observar el drama humano de una gran cantidad de personas que bajo un árbol un tanto frondoso, esperan poder ver a un familiar, a un amigo o amiga que se encuentra interno. Allí se encuentra Félix, en el descanso luego del hecho en su contra, cubriendo la fuente de salud pero desde su propia vivencia.
De acuerdo a quienes han estado cerca, ha recibido buenas atenciones médicas, incluso la decisión de quedarse interno en el HEU fue suya, ya que “el Estado no puede negarnos el derecho a recibir atención”, le comentó molina a su colega Silvestrucci.
Miguel Osorio, Portavoz del Hospital conversó con pasosdeanimalgrande.com este miércoles 04 de abril de 2016 y comentó sobre la atención que recibe el colega Molina, quien aún permanece en una de las salas de este centro hospitalario.
“Dentro del diagnóstico hasta el momento no ocupa de ningún proceso quirúrgico, porque los disparos no tocaron ningún área vital, existe inflamación producto de que tocó músculo y de acuerdo a lo que conocemos se le está asistiendo con antibióticos para regular dicha inflamación y avanzar en su recuperación” comentó.
Mientras afuera hay una capa de niebla que cubre el cielo de Tegucigalpa, el equipo periodístico que cubre la fuente de salud se encuentra listo para conocer los ingresos para asistencia y mantienen en agenda el tema de la agresión hacia Félix –unos con compromiso que va más allá de una cobertura- Osorio en tanto, declaró que la seguridad hacia el comunicador se ha reforzado con miembros de la compañía que brinda seguridad a la Universidad Nacional, por órdenes de sus autoridades. Además de la que ya se le ofrecía desde el día de su ingreso por parte de la Policía Nacional Preventiva.
Osorio agregó que de acuerdo al personal médico que atiende el caso de Molina, éste continua respondiendo positivamente a los antibióticos y a las curaciones que se le realizan “en unos cuatro días volverá a caminar”.
Ese es el escenario, el terreno en el cual Félix Antonio Molina apunta, vive y se recupera para regresar a la calle, a la cobertura de la problemática nacional, a la denuncia del saqueo del neocolonialismo expresado en las trasnacionales extractivas. Se recupera lentamente, a paso seguro para seguir ofreciendo a sus radioescuchas sus planteamientos donde él mismo lo ha definido como “la gran pantalla de la radio”.