Foto: Diario La prensa |
Una de las acciones represivas tuvo lugar en la ciudad de El Progreso Yoro, en donde además de la ciudadanía indignada, cinco periodistas fueron agredidos por parte de las fuerzas del orden, llevándose la peor parte la periodista Dunia Montoya, quien mientras cubría el desalojo violento, fue rodeada por un grupo policial y le destruyeron su cámara filmadora y además fue lanzada al suelo y golpeada constantemente en varias partes de su cuerpo, incluyendo su rostro.
Montoya es coordinadora de la organización Comunicación Comunitaria (COMUN) que a su vez edita la revista “Vida Laboral”, la cual aborda la temática relacionada con la protección a los derechos de los movimientos sociales así como la actual situación laboral en el país. Es la actual Tesorera de la recién creada Asociación de Medios Comunitarios de Honduras (AMCH), desde donde capacita a personas de las diferentes radios comunitarias al interior del país.
Producto de las acciones violentas en su contra, la comunicadora sufrió una luxación en su hombro derecho el cual mantiene inmovilizado, tiene hematomas en varias partes de su cuerpo y marcas de bota militar en su rostro.
También resultaron agredidos los periodistas Eddie Andino de Canal 6, a quien una bomba lacrimógena le impactó su rodilla derecha. Asimismo los periodistas Gerardo Chávez de Radio Progreso, Ronmel Paz de Campus Tv a quienes los hombres armados les arrebataron sus respectivas credenciales y fueron objeto de amenazas mientras hacían su cobertura para sus medios de comunicación.
Desde su reposo, la comunicadora accedió a platicar con pasosdeanimalgrande.com y denuncia la actual situación de vulnerabilidad que enfrentan las y los periodistas en la zona Norte y en el país en general.
Pasosde animalgrande.com,PAG: ¿Qué recuerda de ese martes 01 de septiembre en que fue agredida?
Periodista Dunia Montoya, DM: Llegue ahí más o menos como a las siete de la mañana. La actividad, la toma, había pasado hace como una hora. Ya había un cordón de policías y militares con bastante hostilidad frente a la gente, algunos elementos se movían en medio de la gente portando bombas lacrimógenas. Las personas sostenían la toma en ambas cabeceras del puente de la Quebrada Seca. El movimiento indignado y trabajadores de maquilas organizados, se encontraban presentes, con una participación bastante activa desde hace meses porque se han visto afectados por el desfalco del IHSS.
Había mucho asedio y hostilidad, la gente intentaba mantenerse firme. Personas con vehículo se acercaban a apoyar, no había reclamos de su parte. Transcurrieron alrededor de dos horas de la acción y había movimientos de parte de la policía como de que traerían otro convoy.
Estaba disponiéndome a salir, porque tenía otro compromiso. Uno espera que la presencia de los medios persuada de agresiones, ya que al ver que somos varios moderan sus actitudes violentas contra los manifestantes. Le pregunté a mis compañeros si creían que habría represión, pero dijeron lo más probable era que no. Solamente había caminado unas seis cuadras cuando escuché los estallidos de las bombas y me regresé, ya con la cámara encendida.
Al llegar, los policías y militares ya llevaban a personas de la camisa arrastradas a las patrullas, a pesar de que éstas ya se habían dispersado a las orillas, liberando el paso del puente, pero policías y militares seguían disparando bombas.
Foto:honduprensa.wordpress.com |
Llevaban al menos a dos trabajadores del cuello. A Bartolo –Fuentes- (su esposo y actual diputado al Congreso Nacional) se le abalanzaron dos policías, y entre varios compañeros intentaron quitarlos. Al pasar eso, yo iba detrás de un policía que llevaba arrastrado a un trabajador, yo le iba diciendo que lo dejara en paz. Al ir caminando me quedé sola en medio de un grupo de policías, y hasta después que veo los videos me percaté que había otro grupo cerca donde Bartolo y los demás intentaban que dejaran en paz a un muchacho al que estaban toleteando, lo que impidió que se fijaran en lo que pasaba conmigo.
Un policía grande y moreno me arrebató la cámara y me la quebró, otros policías quisieron forcejear. Yo sé que trataba de evitarlo, pero recuerdo que había varios encima de mí.
Cuando me caí, no sé cuántos policías me agredieron. Al estar en el pavimento, solo me acuerdo que yo sentí el peso de la bota, a esa altura yo ya no logré identificar a nadie, no supe si era el mismo de la cámara. Luego de un par de minutos no sabía lo que pasaba, solo sentía el peso de la bota encima de mi pecho. Me recupero al escuchar los gritos de la gente que intentaban arrastrarme para levantarme.
No podía levantar el brazo derecho del dolor, y comencé a preguntar por mi cámara a pesar del dolor intenso porque según yo se habían llevado mi cámara. Me sacaron entre varios trabajadores, un jefe de la policía se metió para decir que la policía no solamente agredía sino que también ayudaba. El intentó auxiliarme para darle vuelta a las cosas. Al hacerme la radiografía en el hospital, me desmayé y tuvieron que ponerme oxígeno. En el quirófano me tuvieron que recolocar el hueso en su lugar, pero tuvieron que anestesiarme completamente. No sé qué paso en ese momento.
Dunia Montoya: Al hacerme la radiografía en el hospital me desmayé y tuvieron que ponerme oxígeno. |
PAG: ¿Ha recurrido a realizar acciones legales luego de lo ocurrido?
DM: Yo acudí a la fiscalía de Derechos Humanos en la semana, me mandaron a decir que vendría la fiscal a la casa por mis dificultades, yo estuve esperando que viniera, mi esposo me llevó, pero no estaba la fiscal de turno. Igual me tomaron la denuncia y quedaron en que la fiscal se iba a comunicar conmigo para hablar con Medicina Forense para que tomaran las pruebas pero no me ha contactado,
Uno siempre acude para dejar un precedente, a pesar de no creer, hay evidencia de la arbitrariedad y el salvajismo, pero no creemos que la fiscalía vaya a tomar acciones sobre lo que ocurrió. Nosotros no quisiéramos tener que identificar individualmente a la policía. Fue una acción en conjunto, es la institución como tal que actuó , así que es a ella que debemos pedirle cuentas.
PAG: Antes de esta acción ¿Había sufrido usted algún otro tipo de represión?
DM: En el golpe, fueron varios momentos difíciles. El segundo día del golpe, precisamente en este mismo puente, sufrí más que todo empujones de la policía, con los escudos. Cuando la gente se movió al puente de la Democracia, hubo golpes y disparos contra compañeros. Con la gente yo sufrí el gas lacrimógeno. Estando pendiente de los detenidos, incluido un compañero mío, el más joven, me moví a la policía para averiguar quiénes estaban detenidos para saber quiénes eran y poder actuar. Estando ahí, esa misma persona que me quebró la cámara se encontraba ahí, y le dijo a otro mira, aquí está esta vieja puta. Es un hombre bien grandote, y yo soy bien chaparrita, así que cosas de ese estilo intimidan, al encontrarlo en otros momentos, me he sentido intimidada por este hombre. Y en esta ocasión fue él quien también me quiebró la cámara.
PAG: Usted goza de medidas cautelares otorgadas por la CIDH ¿El Estado se ha encargado de garantizarle las mismas?
DM: Como nosotros estuvimos presentes durante el golpe y fuimos objeto de persecución y amenazas, además nuestra oficina está cerca de la policía, a través de una organización defensora de derechos humanos, solicitamos las medidas cautelaras para todo el equipo, pero las suspendieron en el 2013. No me sirvieron de mucho ya que estas consistían en patrullajes en mi casa y en la oficina, pero yo no los quería cerca porque ellos habían agredido a Bartolo y mis hijos les tenían miedo. Pedimos que nos auxiliaran y nos dieran algún carnet, para que si en algún momento tenso en una protesta lo notaran y vieran que debían cuidarnos o respetarnos.
PAG: Con los actos de represión hacia la ciudadanía indignada y a la prensa independiente ¿Qué mensaje pretende dejar el actual gobierno?
DM: En el caso de El Progreso nos ha tomado de sorpresa, desde el golpe ha sido una ciudad muy activa y de mucha protesta. A pesar de las amenazas, los policías median sus actuaciones. Actuaron abiertamente con saña y odio, andaban los ojos rojos y desorbitados. Aquí nunca habíamos visto una acción tan fuerte como ese día, ni siquiera contra los periodistas. Debido a la vinculación con los movimientos sociales y el trabajo, uno podría entender las amenazas, pero actuaron de manera indiscriminada y no respetaron a nadie.
Este gobierno está desesperado por legitimizarse, ya que la indignación y el repudio de la población está subiendo, está desesperado y quiere imponerse a toda costa frente a la protesta social, sin importar a quien tenga que llevarse de frente, incluida la prensa.
PAG: Algunos periodistas en la capital han sido violentados en su ejercicio de informar recientemente, después de lo ocurrido allá en la zona norte ¿Cuál es la situación de libertad de expresión actualmente en nuestro país?
DM: Yo creo que muchos compañeros han hecho esfuerzo porque se aprobara la ley de protección para periodistas y defensores. La situación de la libertad de expresión se está agravando. Durante el gobierno de Pepe Lobo que era de conciliación, con manifestaciones y protestas abiertas, de alguna manera la hostilidad había bajado, pero yo siento que ahora la situación es totalmente abierta y descarada, actuando contra la prensa de manera indiscriminada, sean o no disonantes con las manifestaciones populares. Ojala no lleguemos al extremo que vivimos en el golpe, cuando murieron muchos de nuestros compañeros. La libertad de expresión y de prensa está bajo una represión abierta para callar su voz.
PAG: ¿Cómo cataloga usted el silencio que guarda el Colegio de Periodistas de Honduras, CPH, ante la represión de la cual ha sido objeto tanto usted como otros colegas en el país?
DM: Hay una actitud cómplice, muchos de los que hoy tiene secuestrado el colegio, son periodistas que trabajan en medios corporativos, no solamente trabajan ahí y se autocensuraron sino que son serviles a la posición, no hay una actitud independiente. El colegio es manejado por los grandes medios. Mi posición frente al colegio, y nunca he querido afiliarme a pesar de haber egresado hace muchos años, en el 94, yo tomé distancia por sus actitudes. Desde el golpe sobre todo vimos que el colegio no se pronunció, sus acciones han sido tan poca cosa ante la situación de violación de libertad de expresión y asesinatos de compañeros, no hay una actitud beligerante. Son un instrumento del gobierno.
PAG: El Congreso Nacional discute una serie de reformas al Código Penal, en las cuales se penaliza la protesta social ¿Qué opinión le merece esta acción?
DM: yo diría que no es más que una muestra de soberbia e intolerancia. Se llenan la boca diciendo que hay que entrar al proceso de diálogo con todos los sectores, pero solamente se han quedado los sectores cercanos al gobierno. Hace todo el teatro, pero estableciendo medidas que cambian los ánimos y generan mayor conflictividad, eso demuestra que el gobierno no se va a medir en contra de la protesta social. El gobierno está engañándonos y crea mayores medidas coercitivas. Esto solamente agravara la situación del país a futuro.
Al terminar las preguntas, Dunia aprovechó el momento para agradecer las muestras de solidaridad que recibió y continúa recibiendo luego de los hechos en su contra. A pesar del dolor constante, la inmovilidad de su brazo y el reposo obligado, como ella lo llama, la periodista mencionó que “este tipo de solidaridad es importantísima para una”.
El testimonio de Dunia Montoya es solo el reflejo del autoritarismo que se vive y se respira en las principales ciudades del país, en donde el actual gobierno de Juan Orlando Hernández pretende apagar las antorchas de la indignación y silenciar las voces de quienes denuncian la corrupción y exigen que sea combatida y en ciudades como El Progreso que no es la excepción, ya que allí se mantiene al asecho la mirada constante del dictador Roberto Micheletti, que comandó las acciones violentas contra el pueblo hondureño en el año 2009 con un golpe de Estado militar auspiciado por la oligarquía y el gobierno estadounidense.