Ella fue agarrada a golpes por la policía en su rostro y en diferentes partes del cuerpo, que le provocaron varias lesiones, entre ellas una luxación en su brazo derecho cuando cubría un violento desalojo contra manifestantes en El Progreso, Yoro, el pasado 01 de septiembre, en el marco de una serie de acciones de protesta convocadas por la Plataforma Indignada en diversos puntos del territorio nacional.
Montoya comentó que su brazo recobra movilidad gracias a las terapias que recibe dos veces por semana, sin embargo las secuelas de la golpiza de la que fue objeto le genera problemas en su columna vertebral
“He pasado estos tres meses con secuelas que todavía no logro superar, después de la luxación en el hombro continué con muchos dolores sin saber exactamente dónde y por qué se provocaban donde no había. Presenté problemas en la columna cervical y ésto me genera limitaciones hasta para caminar”, detalló la periodista.
Lo anterior según comentó, le hizo recurrir a varios profesionales médicos y con ello a la realización de nuevos exámenes, entre ellos, resonancias magnéticas, y por ultimo con un neurocirujano para finalmente que le detectar la serie de quebrantos en su salud. Afortunadamente no requiere hasta el momento de una intervención quirúrgica, lo que le generaría un gasto más y puede continuar su recuperación con medicamentos.
Trabajar fuera de casa ha sido imposible
Las limitaciones para retomar su labor periodística continúan, al punto que los médicos le han prescrito que no use computadora, desde hace 20 días , ya que intentaba desde su hogar la revisión de trabajo pendiente y la lectura de documentos de investigación, incluso, agregó que no puede valerse por sí misma a la hora de manejar por el efecto de un sedante que le es proporcionado para calmar los dolores que le aquejan.
“No he podido recuperar mi labor de trabajo, medianamente hago ciertas cosas pero cuando los dolores se vuelven más fuertes tengo que retornar a mi casa y parar cualquier tipo de actividad”, dijo.
Montoya, egresada de la Carrera de Periodismo en la Universidad Nacional Autónoma del Valle de Sula (UNAH VS) en 1994, afirmó que su situación actual le impide continuar con sus estudios de postgrado, ya que cursaba una maestría en comunicación pero la paliza le obligó a abandonarla.
No hay castigo a los culpables por falta de acción del Ministerio Público
Al consultarle en qué estado se encuentra la denuncia que presentó ante la Fiscalía de derechos Humanos del Ministerio Público (MP), fue categórica y dijo no conocer avances en la misma. “Después del primer mes en el que ellos iban a indagar, no hemos tenido ninguna noticia, ninguna información al respecto”.
En octubre pasado, en una entrevista para este periódico, Dunia comentó que el único avance había sido una llamada telefónica por parte de este ente del Estado y nada más. Contrario a la actualidad en la que ni siquiera una comunicación le han hecho para informarle sobre los avances o retrocesos en la denuncia presentada.
Su condición de salud aún no es favorable y es por eso que no ha podido darle el trámite correspondiente “he pasado con mucho medicamento, prácticamente sedada y no puedo salir si alguien no me lleva, y así es difícil”, aseveró.
Indicó que está a la espera de que su condición evolucione para bien y de esa manera reunir documentación y otras pruebas para continuar el proceso. Además agregó que en las diferentes consultas con los profesionales de la medicina a los que ha asistido, le extienden un parte médico que avalan su estado y sirven para acreditar las secuelas, como prueba al momento de respaldar su denuncia.“Esto nos servirá para respaldarla y que así no se quede como un caso aislado, en el olvido”, ratificó.
El encuentro con uno de los victimarios
Su seguridad personal es otra de las cosas que Dunia Montoya maneja con mucha cautela y como parte de sus prioridades en su quehacer diario a 90 días de la represión de la que fue objeto.
Enfatizó que durante dos ocasiones mientras ella se dirigía a una sesión de terapia, se ha encontrado con uno de los miembros policiales que la agredió el pasado mes de septiembre, asunto que como ella misma lo dijo “no es nada fácil”.
Emocionalmente es una situación fuerte al tener que lidiar con el superar el trauma físico que le dejó la represión, el no poder integrarse a sus labores en su medio de comunicación , “no fue para nada agradable encontrarme, mientras yo iba a consulta con muchos problemas, ver a esa persona que me agredió. Verlo como camina como si nada ha ocurrido, mientras una tiene que enfrentar sus daños, es bastante complejo emocionalmente ”, subrayó la comunicadora.
Junto con Dunia fueron también agredidos ese día otros trabajadores de la comunicación más, entre ellos Inmer Gerardo Chevez, de Radio Progreso, Edy Andino de Canal 6, Ronmel Paz de Campus TV.
Desde el golpe de Estado los ataques contra periodistas y comunicadores sociales son una constante en el país, los cuerpos de seguridad del Estado les reprimen cuando hacen su labor informativa y documentan ataques brutales contra manifestaciones pacíficas.