La denuncia la expuso hoy Romero Ellner, director de radio Globo y Globo TV en el programa Interpretando La Noticia, durante la primera media hora de transmisión.
Los supuestos agentes se reportaron con los vigilantes de la colonia Primavera, donde reside el periodista, presentaron identificaciones como miembros de la Dirección General de Investigación Criminal (DGIC), y adujeron que buscaban un vehículo sospechoso.
Los agentes estacionaron el vehículo frente a la casa del periodista y permanecieron entre 5 a 7 minutos- Romero Ellner no se encontraba en el lugar. La acción puso en alerta a la esposa del comunicador social, la también periodista Lidieth Díaz quien reportó lo sucedido a su compañero de hogar. En la casa se encontraban los hijos menores de Romero Ellner y otros miembros de la familia.
Romero Ellner dijo que las características físicas de los individuos no corresponden con el porte de un policía. Andaban fuertemente armados, no ocultaban sus armas, los dos de al frente iban con chalecos antibalas color café y con letras pequeñas con las siglas DGIC, los dos de atrás no andaban chaleco.
“Lo digo con sinceridad, somos humanos, no sé cómo ha quedado mi esposa, porque ella vio y se pusieron en el portón de la entrada y luego se fueron a estacionar más arriba por donde está un espacio que da a la colonia Divanna”.
Después de permanecer unos 7 minutos, el vehículo salió de la colonia con rumbo desconocido. La camioneta RAV4 marca Toyota color rojo y los que se transportaban fueron identificados mediante cámaras fotográficas y videos.
“Me preocupa y lo digo con toda honestidad, y yo hago responsable al gobierno lógicamente, al presidente Juan Orlando Hernández o a quien sea por cualquier atentado contra mi vida o de mi familia”, expresó Romero Ellner.
Agregó que cómo es posible que un periodista o su familia tengan que estar viviendo la zozobra que estoy viviendo en este momento, la incertidumbre, el estrés que me provoca todo esto, por haber hecho una denuncia ¡Dios mío!, ¿en qué país estoy?, ¿dónde estoy realmente?, ¿dónde estamos viviendo nosotros?, se preguntó el director de Radio Globo y Globo TV.
“Oir al abogado Juan Orlando Hernández, decir hipócritamente y falazmente que está de acuerdo con las movilizaciones (de las antorchas), mientras mandan a darnos persecución, tengo que andar con seguridad con dos agentes atrás de mí cuidándome y cambiar mi ritmo de vida”, dijo Romero Ellner.
Según la descripción que tengo, los tipos no son agentes, se nota que no son agentes, son otro tipo de personas por toda la descripción que tengo, apuntó.
El periodista Héctor Amador que comparte micrófonos con Romero Ellner expresó que la situación de su colega es grave, psicológicamente impacta a la familia, hay un amedrentamiento y hay riesgo de perder la vida. Amador urgió a las autoridades policiales a identificar el vehículo y a sus ocupantes.
“Estoy preocupado y me siento solo frente a esta gente que es el poder, en un país con tanta violencia e inseguridad, ojalá se trate de otra cosa, no sé que hacer”, expresó Romero Ellner.
“Por qué tienen que ir a mi casa, eso no lo acepto, me preocupan mis hijos pequeños, porque si estuviese faltando a la verdad, si estuviese calumniando, pero hemos reunido todos los protocolos que exige una buena nota periodística, con una denuncia de más de 2 años permanente, sin quitar el dedo sobre la llaga para llegar a donde estamos, que el pueblo hondureño ha hecho suya la denuncia y que la ha incorporado a un movimiento social, porque la gente se cansó de vivir en impunidad”, explicó.
El periodista David Romero Ellner y los medios de comunicación que él dirige, destaparon uno de los mayores escándalos de corrupción perpetrado contra los fondos del Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) que involucró a funcionarios del partido Nacional (actualmente en el poder) en colusión con testaferros y personas que crearon compañías fantasmas para saquear las finanzas de la institución de previsión social.
Se estima que el desfalcó alcanza los 6 mil millones de lempiras y dejó como resultado que más de 2 mil 800 afiliados al sistema fallecieran, a falta de medicamentos y atenciones especializadas.