En Conferencia de Prensa en un hotel capitalino, dio comienzo al desarrollo de esta iniciativa la cual estará por cinco días en territorio hondureño (desde este 28 de marzo hasta el día 01 de abril). El objetivo es evidenciar las repercusiones en los derechos humanos que ha tenido la llamada “Guerra contra las drogas”, promovida por el gobierno de Estados Unidos hacia Latinoamérica.
Esta caravana es acuerpada por organizaciones de derechos humanos, movimientos sociales y grupos de víctimas de la violencia relacionadas con este flagelo. En Honduras, las organizaciones anfitrionas son la Fundación Friedrich Ebert Stiftun (FES), La Iniciativa “Periodismo y Democracia”, la Alianza pr los Derechos Humanos; el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) y la Organización Fraternal negra de honduras (OFRANEH).
Los puntos por los cuales pasará la caravana son la ciudad de La Ceiba, en donde este martes 29 de marzo habrá un encuentro con los pueblos afrohondureños, quienes han sido víctimas del narcotráfico y del combate armado. Para el día 30 de marzo se tiene contemplado un diálogo con el Padre Ismael moreno, director del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación de la Compañía de Jesus (ERIC-SJ), en la ciudad de El Progreso. Al día siguiente la caravana convivirá con el pueblo lenca integrado en el COPINH en la ciudad de La Esperanza, dado el alto grado de violencia contra el pueblo lenca que ha dejado como consecuencia crímenes contra líderes y lideresas, entre ellos el de Bertha Cáceres el pasado 03 de marzo.
Ted Lewis, representante de Global Exchange, organización coordinadora de este esfuerzo, comentó que el largo recorrido a desarrollar en la caravana dejará una gran experiencia en cada visita.
Destacó que desde la organización han desarrollado un amplio trabajo en materia de derechos humanos y en los últimos años éstos se han visto dañados principalmente por la guerra contra las drogas, que a su vez es la fuente más grande de las violaciones a estas garantías en la región mesoamericana (Centroamérica y México).
“La idea de la caravana es visibilizar los daños que hace la guerra contra las drogas en los cinco países de Centroamérica por donde pasaremos, en algunas regiones de América Latina y hacer ver estos daños en la sesión de Naciones Unidas”, amplió.
Lewis agregó que la meta es llegar a la sesión de la ONU a realizarse del 18 al 21 de abril en la ciudad estadounidense de Nueva York, ya que la misma surge de una convocatoria de los presidentes de Colombia, Guatemala y México, quienes han llegado a la conclusión de es necesario analizar los efectos que ha dejado la denominada “guerra contra las drogas”, promovida por los Estados Unidos desde hace 50 años.
Por su parte Wilfredo Méndez, Director de. Centro de Investigación y Promoción de los Derechos Humanos, CIPRODEH, expresó que cuando algo está fallando hay que quitarlo y en el caso de la política contra las drogas es un fracaso, "entonces que hay que hacer, tenemos que escuchar a las víctimas, a los familiares y a las organizaciones de derchos humanos
Dina Meza, Coordinadora de la Iniciativa Periodismo y Democracia dijo que la política contra las drogas es un pretexto para perseguir y criminalizar la defensa de los derechos humanos, reforzar la militarización, someter a los pueblos y proteger a las grandes corporaciones que llegan a saquear al país en especial a los indígenas y negros, por lo que se hace necesario que las Naciones Unidas escuche a los pueblos para que callen las armas.
Tomás Gómez, del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Hinduras, COPINH, manifestó que "esta guerra contra las drogas que ha declarado nuestro país es una amenaza contra las comunidades inígenas porque vulnera la autodeterminación y la soberanía porque hay una sistemática violación de los derechos de los indígenas y hay un incremento de las bases militares gringas en nuestro país".
El lider del COPINH denuncipo que Hillary Clinton ha influenciado para que se apoye a las Fuerzas Armadas y a la Policía para asesinar a lideres y lideresas indígenas, por lo tanto exigimos desde este espacio de la caravana que se pare esta guerra. No quieren reconocer que tenemos autonompia y cuando no pueden someternos nos asesinan o nos persiguen. Este que tenemos es un narcoestado que quiere resolver el problema asesinando a la gente.
Las juventudes, víctimas de la guerra contra las drogas
Nuestros países tienen muchos puntos en común, entre ellos es el cómo vivimos y la guerra contra las drogas ha causado migración y violencia a causa del combate promovido para acabar con las drogas, expresó Luis ventura, de la Coordinadora Estudiantil Universitaria de Guatemala.
Desde su perspectiva, el universitario expuso que la poca presencia del Estado en los diferentes territorios en los países, ha generado que los narcotraficantes tengan cierto grado de cacicazgo y con ello se ha desarrollado una disputa de poderes incluso con el poder político que ha arrastrado a autoridades de gobierno local y nacional y a las fuerzas policiales y militares.
El fenómeno de la guerra no es aislado a nuestros pueblos ya que Centroamérica viene de sufrir el proceso del adiestramiento de sus fuerzas armadas para el combate del terrorismo o el comunismo, lo que desencadenó desaparición forzada y muerte de un sector de la población que se opuso a toda esta dinámica conocida como la Doctrina de la Seguridad Nacional (DSN), señaló el joven universitario.
Esta guerra no es contra las drogas, es contra nuestros hogares
La pérdida de un ser querido a causa del combate al narcotráfico ha marcado la vida de María Herrera , quien desde su natal Michoacán, México acompaña la caravana no solo por el combate contra las drogas, sino “para que cese la violencia hacia nosotros y nosotras como pueblo”.
“Mamá María”, como la conocen en diferentes espacios que buscan la justicia y el respeto a los derechos humanos en su país, narró que con esta es su sexta caravana desde que decidió emprender su lucha por denunciar a quienes asesinaron a sus cuatro hijos, misma que inició al tener contacto con el poeta Javier Sicilia e integrarse al Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD).
Een el año 2008 sus dos primeros hijos, Jesús Salvador (24 años) y Raúl Trujillo Herrera (19), fueron desaparecidos, dos años más tarde, en septiembre de 2010, Luis Armando (25) y Gustavo (28), junto con otros dos familiares más: el esposo de una nieta y un sobrino, corrieron la misma suerte.
“Aquí es donde uno se fortalece, es donde verdaderamente uno encuentra esa fuerza para seguir adelante. Desde pequeña aprendí a defender los derechos de los demás y hoy por hoy me he convertido en lo que llaman activista”, contó.
Desde el colectivo de Familiares en Búsqueda, Doña María, quien ya ronda entre setenta años, no pierde la fuerza de la denuncia, camina y participa en diferentes actividades para que no se olvide que la política contra las drogas ha fracasado en su tierra natal y en Latinoamérica entera.
Fue muy contundente en su discurso y enfatizó que lo que llaman guerra al narcotráfico “es en verdad una guerra contra nuestros hogares, es contra nuestra familia, contra nuestros hijos. No me explico todavía cómo hemos podido sobrevivir ante esto”.
Es posible otra estrategia contra el narcotráfico
No solo con armas se puede finalizar el fenómeno del narcotráfico, este planteamiento fue expuesto por el diputado uruguayo por el Frente Amplio (FA), Sebastián Sabini, quien desde su país, expuso que la legalización responsable le hace contrapeso a las armas que lo que han llevado es violencia a Latinoamérica.
El legislador afirmó que es posible tener otra política, por medio de la no criminalización y con ello la lucha fue educando y concientizando sobre lo que denominan el uso responsable sin generar lucro por parte de las empresas del crimen organizado.
Cuestionó que algunos gobiernos han venido desarrollando esta problemática desde una mirada de “falsa moral”, bajo el sueño de que no debe haber consumo alguno, por lo que insistió que “debemos como países del sur cambiar esta política ya que es desde acá que se ponen las víctimas y ellos – el gobierno de Estados Unidos- las armas”.
“Lo que no debemos es seguir alimentando un sistema que corrompe nuestras instituciones políticas, judiciales y que finalmente tras el sueño de que no se consuma drogas, terminados con asesinatos, con impunidad, no podemos seguir con esta política”, concluyó.