Las revelaciones policiales sobre el involucramiento de altos oficiales y políticos en el narcotráfico han mantenido desde mediados de abril de este año, abarrotados los espacios de los medios corporativos de comunicación.
Una publicación del diario The New York Times informó sobre el involucramiento de altos oficiales en dos asesinatos de funcionarios de la Dirección de la Lucha contra el Narcotráfico, y unos días después develó el involucramiento de altos oficiales que se repartieron el país en dos carteles de la droga.
Esas publicaciones que no tenían nada de nuevo porque era un secreto a voces, ha movido el piso de los supuestos involucrados y de sus bocas han salido nuevas denuncias, entre ellas que los carteles de la droga tienen color político, que uno es del Partido Liberal y el otro del Partido Nacional, pero que en estos momentos desde el gobierno de Juan Orlando Hernández solo se persigue al cartel Liberal.
Asimismo de la boca de un comisionado de policía salió que una de las cosas que evita resultados en la lucha contra las drogas es elinvolucramiento de funcionarios a todos los niveles del Estado.
Todo lo que han dicho se sabía en los pasillos de cualquier lado, era un secreto a voces. El sicariato, la extorsión, los secuestros , han sido acciones dentro de la policía. El clima de indefensión ciudadana es tan terrible que es común que a alguien que le roban su vehículo cuando va a poner la denuncia a la policía se encuentra que quien toma los datos es el mismo agente que le despojó de su carro, eso es tan peligroso que las personas afectadas lo que hacen es callarse y decir que no reconocieron a nadie pues su vida está en grave peligro.
En todas estas revelaciones conocidas desde hace mucho tiempo, no se mencionan el establecimiento de celdas de tortura, asesinatos de defensores y defensoras de derechos humanos; dirigentes sociales o la limpieza social de jóvenes, entre otras.
En algunos años quizá otro informe que quedó engavetado se desempolve, que todo mundo lo vio pero se hizo de la vista gorda. El principal problema es que la institucionalidad en Honduras está colapsada, no funciona, sencillamente porque le hacen de señas para que no actúe, para que no haya justicia, de allí que la impunidad va en avión y la justicia la carga una tortuga que nunca llega a ninguna parte.
Es muy común que un testigo llegue al Ministerio Público, le tomen declaración, donde le preguntan de todo, para saber a quiénes denuncia. Si son personas poderosas, lo normal es que minutos después de que el testigo se ha ido, una llamada telefónica al perpetrador le advierte quién llegó a denunciarlo y le dan santo y señas de la persona que confió en una institucionalidad podrida.
Si tiene suerte sobrevive y únicamente le advierten que si sigue hablando lo van a matar, pero en la mayoría de los casos los testigos están en los cementerios.
En este momento quien está en la palestra pública es la Policía Preventiva, a la cual nunca quisieron depurar incluso desde su nacimiento. Hoy están tan expeditos los informes contra oficiales y agentes de policía, que hace sospechar que el fin último es deshacerse de esa institución y colocar en su lugar a la Policía Militar, la misma que el presidente Juan Orlando Hernández quería darle rango constitucional, hoy lo está haciendo por la fuerza mediática.
La verdad es que Hernández tienen igual culpa que el sicario que haló el gatillo para matar , porque él ha estado desde el Congreso Nacional donde fungió como presidente y no tomó acciones, ahora como mandatario que lleva más de dos años en el poder tampoco ha hecho nada, es como dejar que se caiga en pedazos este cuerpo de seguridad del Estado que debió ser siempre civil, pero que nunca abandonó la mente militarista.
Hernández sacrificó los presupuestos de salud y educación para subirle a los militares el suyo, y el financiamiento de los Estados Unidos incrementó este rubro. Hoy los gringos quieren presentarse como salvadores de Honduras, pero nunca han escuchado a senadores que les exigen detener la ayuda militar mientras el gobierno no cambie su política represiva contra los derechos humanos.
La impunidad solo se detendrá cuando se empiece a deducir responsabilidades de los funcionarios de baja categoría hasta los que toman decisiones y manipulan las pruebas, de lo contrario seguiremos patinando en el lodo, buscando las mismas soluciones que han fracasado, solamente para entretener al público, lo bueno es que este público se cansó de tanta mentira y ahora exige verdades, ojalá que éstas lleguen pronto.
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Fuente:http://www.sampsoniaway.org/fearless-ink/2016/05/06/el-secreto-a-voces-que-todo-el-mundo-sabia/