Una de las cosa dignas de reconocer es que son las y los jóvenes que se auto convocan, sin presión de recocidos dirigentes partidarios, mismos que prudentemente no les ha quedado mas que, plegarse a la voluntad desbordante de las juventudes, quienes con entusiasmo, vuelve sus reclamos en un acto de fe, de esperanzadora dignidad patria. Esas juventudes ya despertaron del letargo del embrutecimiento a que era sometidos desde los medios de comunicación corporativos y han retomado el pensamiento Morazánico que en la juventud dejaba su esperanza de enaltecer a la patria sumado a que los y las jóvenes ya entendieron ese legado. Es por ello que cuando se movilizan Morazán vigila.
El señor Gobernante –del diente al labio- ha tratado cínicamente de restarle importancia la marcha de las antorchas, y ha reaccionado apropiándose a lo Mussolini. A lo Hitleriano y al estilo Estalinista, aconsejado por su asesor en comunicaciones JJ.Rendon, de hasta insólita consigna ¡no a la corrupción! que es como decir, darse con la piedra en la trompa; demostrando con esta actitud, descaradamente, su gran preocupación con toda la terquedad, propia de los aprendiz de tirano.
Ante la bien disimulada despreocupación del gobernante, las marchas de las antorchas siguen aglutinado fuerzas a grado tal que ya trascendió los limites patrios, se dan en España, Italia y en varios estados de la Unión Americana, es decir la indignación de las juventudes hondureñas ya, en estos momentos se globalizó.
Lo único despreciable de este acontecer de la dignidad juvenil es la INFORMACION DE LA DESINFORMACION de los medios corporativos que, quienes en pago y perdón de las millonarias deudas de impuestos con la Dirección Ejecutiva Impuesto DEI,son en el estricto sentido de la palabra, voceros de casa presidencial, que es como decir del gobernante, ya que el ejecutivo de casa del gobierno les negoció que pagaran las millonarias deudas de impuestos que las grandes corporaciones de la comunicación tenían-de años- con el erario.
Solamente a esto se debe la desinformación de parte de algunos y algunas periodistas de esas corporaciones de radio y televisión. Y cuando lo hacen es para descalificar y hacer comparaciones del contraste del civismo de las contra marchas gubernamentales y la espontaneidad de las marchas de las juventudes y sus cantos libertadores a grado tal, de exigir la renuncia del gobernante Juan Orlando Hernández y su clan familiar incrustados en el poder.
Entretanto, las marcha de las antorchas en vez de menguar, sigue aglutinando al pueblo hondureño, mismo que ya sabe cuál es el camino de la liberación nacional, defiende su derecho de protestar y al tiempo de proponer, así como defender a las radio difusoras que denuncian la verdad y están con ellos ante el embate del gobernante de hostigarlos cotidianamente hasta con los medios de información alternativas y comunitarias. El gobernante debe pensarlo bien, la comunidad internacional esta vigilante.
En resumen cuando un pueblo se indigna y se toma las calles es con la seguridad de que están en lo correcto y que están convencidos que “en las calles está el poder”. Esperemos el futuro dará el veredicto final; porque cuando las juventudes se toman las calles, los poderosos tiemblan.