Ese es el criterio de muchos sectores que detrás de la captura de Henry Arturo Bonilla Acevedo, apresado el 03 de agosto recién pasado y acusado de haber quemado la sede diplomática por lo que enfrentará la maquinaria de la embajada americana en Honduras y una justicia sometida, que además baila a la comparsa de acciones de criminalización de la oposición política para neutralizar posibles protestas ante las vísperas de otra reelección del presidente Juan Orlando Hernández para un tercer período.