Santiago Flores, abogado y miembro de la CONPAH, explicó pasosdeanimalgrande.com que algunas personas desconocidas usurparon nombres de los dirigentes de las organizaciones comunitarias para promover la apertura de carreteras y tener acceso en la región de forma ilegal.
Flores describió que violentaron el derecho de reunión y asociación de los pueblos donde los verdaderos líderes que toman las decisiones de acuerdo a un protocolo de consulta en los estatutos, y se aprovecharon del tiempo de la cuarentena por la pandemia del Covid-19, para implementar la destrucción en el territorio.
“Durante ese tiempo hubo descombro ilegal, tráfico de tierras por colonos, la destrucción de las zonas arqueológicas que tienen que ver con de la región de las Marías del pueblo Pech, y también descombros ofensivos dentro del área núcleo donde está la Ciudad Blanca, mientras estuvimos encerrados por la pandemia, los colonos incrementaron su presencia y acaparamiento”, afirmó Flores.
Según el abogado, en representación de los cuatro pueblos de la Mosquitia MASTA, TAWAHKAS- FITH, Ancianos de Bakinasta, y de acuerdo al protocolo, se enviaron a cuatro personas a reunirse con dos instituciones gubernamentales que son el Instituto de Conservación Forestal, ICF, el Comando de Apoyo y Manejo al Ecosistema y Ambiente C9, una fuerza especial de las Fuerzas Armadas para atender temas ambientales, para exponer las peticiones.
Asimismo detalló fueron atendidos y aunque todavía no hay un convenio firmado, sí hay una propuesta encaminada a la protección de la Biosfera del Río Plátano y a la propiedad privada de los pueblos indígenas de la Mosquitia, así como la demanda de iniciar de carácter urgente el saneamiento en los territorios.
La Organización de Naciones Unidas, ONU, ha especificado que los pueblos tienen por definición el carácter de colectivo, así como también la libre determinación que es un derecho central que determina que pueden establecer libremente su condición política y perseguir su desarrollo económico, social y cultural, y reconoce que para los pueblos indígenas la tierra no es una posesión sino una base fundamental de sus culturas, su vida espiritual y su supervivencia, y desde la concepción ejercen sus propias decisiones.