El afectado es miembro del Centro Pen Honduras afiliado a Pen International y coordinador de alertas dl Comité por la Libre Expresión. C-LIBRE. Igualmente es beneficiario de medidas de protección del Mecanismo Nacional de Protección y la Policía Nacional es la encargada de implementar patrullajes dos veces a la semana en su casa, pero muchas veces no se cumplen, sin embargo ha tenido incidentes desde policías que llegan a tomarle fotografías a pesar de no estar autorizados pues en el acta del Comité Técnico del organismo de protección ya quedó vedado por la seguridad del periodista.
La pregunta que se hace Cesario es por qué solo tocaron la puerta de su casa, “eran toques de estruendo, salí apresurado porque estaba trabajando un material periodístico, fui a la puerta y la entreabrí, pude observar un agente con identificación de la DPI, me vio el rostro, me preguntó mi nombre, yo se lo dí, y luego me dijo que andaban buscando un amigo que se les había perdido y se fueron, pero me ocasionó mucho temor ese incidente porque la situación del país es delicada y la policía no está tan interesada en cumplir las medidas tal como se las ha mandado el Comité Técnico del Mecanismo”, dijo el comunicador social, todavía con el estrés que provoca que lo lleguen a buscar de esa forma.
El Mecanismo Nacional de Protección ya fue alertado sobre estos hechos que podrían significar un riesgo agregado para el defensor y periodista.
Los antecedentes de la DPI de llegar a casas de personas defensoras de derechos humanos no es tan halagador, su imagen está deteriorada, muy reciente está el señalamiento contra esta institución sobre la desaparición de cuatro garífunas en julio del año pasado, se metieron a sus casas y se los llevaron con rumbo desconocido, hasta ahora no ha valido ni siquiera el mandato de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, pues uno de los secuestrados era Alberth Sneider Centeno, Presidente del Patronato de la comunidad Garífuna de El Triunfo de la Cruz, quien además testificó contra el estado de Honduras en dicha corte por el despojo de que están siendo víctimas de sus tierras los garífunas.
Los temores tienen sustento
Cesario Padilla ha sido víctima constante de ataques por defender los derechos humanos y ejercer el periodismo. Una condena de tres años pesa sobre sus espaldas por defender los derechos estudiantiles en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, UNAH. El sistema de justicia se ensañó contra él, Moisés Cáceres y Sergio Ulloa, tienen Honduras por cárcel pues no pueden salir del país. El debido proceso en el caso el tribunal de sentencia lo pasó por alto y se congració con Julieta Castellanos, ex rectora de la UNAH, quien hizo todo una red de represión y juicios para criminalizar la protesta social en ese centro educativo.
Pero a Cesario no solo lo han perseguido en la UNAH y en el Poder Judicial, sino la propia Policía Nacional, la que hoy 23 de julio de 2021 llegó a tocarle con violencia la puerta. El 02 de noviembre de 2020 fue detenido por esta policía mientras documentaba la violación al libre ejercicico del periodismo de su compañera en C-Libre, la también periodista Miriam Elvir cuando agentes no la dejaban circular. El solo hecho de tomar fotos de la acción le valió para que los policías lo golpearon y se lo llevaran detenido amenazándoles con desaparecerlos. Los mantuvieron hasta la media noche en una celda policial donde no permitieron que una consejal del Consejo de Protección pudiera constatar su situación, pues no la dejaron entrar a la posta de policía.
Entonces no son infundados los temores que él tiene dado los antecedentes antes apuntados y los graves abusos que cometen las distintas policías sin que sus actos sean castigados por la justicia para evitar la no repetición.
Además de lo anterior hay un constante acoso en llamadas desconocidas que recibe en forma reiterada Cesario Padilla, en especial cuando hace coberturas de conflictos sociales.