María Virginia Díaz recordó que el Centro CEMH se creó por la iniciativa de ocho mujeres académicas de las ciencias sociales que participaron del 04 de Julio al 17 de septiembre de 1986 en el primer curso Centroamericano de “Métodos y técnicas de investigación sobre la mujer rural”, coordinado por la maestría Latinoamericana de trabajo social, el Centro de investigación femenina CIPAD de República Dominicana y patrocinado por Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, (UNICEF).
Fue en esa actividad que inició el debate feminista desde la academia, en donde participaron latinoamericanas y académicas con un perfil profesional de maestría y doctorado, con experiencia en la investigación científica desde la perspectiva de género.
Caracterizando al CEMH como una organización que ha aportado a la sociedad conocimiento feminista con su posición política para transformar la vida de las mujeres y la defensa de sus derechos humanos.
Contaron con la participación de tres expositoras académicas, Anarella Vélez, Ana Ortega y Zoila Madrid.
Un Estado patriarcal
Las feministas cuestionaron la supuesta universalidad que sustenta el actual orden de cosas después del golpe de Estado del 28 de junio del 2009. Honduras tiene la distribución de ingreso más desequilibrado de América Latina, el gasto social en educación y salud ha ido reduciéndose desde el 2010.
En estos siete años post golpe el desempleo subió de un 14,1 por ciento, mientras que un 28,8 por ciento no perciben el salario mínimo. En el 2012 la cifra asciende a un 43,6 por ciento, según el Observatorio Económico de Emprendimiento en el 2015, el 58 por ciento de la población se encuentra sin trabajo, esto es, casi cinco millones de personas. Lo que afecta doblemente a las mujeres.
Otro suceso es la corrupción fuera de control que contamina a todo el régimen en Honduras ,un ejemplo claro sucedió con el desfalco de más de doscientos millones de dólares que sufrió el Instituto Hondureño de Seguridad Social, (IHSS), afectando a un millón 600 mil asegurados, según denuncias esto se utilizó para “pagar la campaña del Partido Nacional del 2013”, indicó la historiadora Anarela Vélez en su exposición.
Mencionó las graves violaciones a los derechos humanos desatadas tras el golpe que tocó principalmente a los sectores sociales históricamente marginados como las mujeres, jóvenes campesinos, maestras, defensoras y defensores de derechos humanos. Los crímenes cometidos se encuentran en la impunidad como efecto de las acciones restrictivas del Ministerio Público atribuidas a las autoridades del régimen que ha asaltado el poder.
Sostuvo que en este marco el gobernante Juan Orlando Hernández pretende reelegirse montando una campaña para revivir el continuismo, el cual se ha convertido en un régimen “neofascista y totalitario aunque no nacionalista” pues ha entregado los bienes nacionales del país a las compañías internacionales extractivitas, razón por la cual fue asesinada Berta Cáceres.
La catedrática desarrolló el tema “Cambios del Estado en la última década”, en donde reiteró que las feministas reivindicaron la metodología para analizar al Estado reconociendo la herencia del pensamiento marxista del que adoptaron las perspectivas del concepto en cuatro dimensiones en relación a las superestructura.
Dichas proyecciones son el Estado reflejo, la estructura lista, la instrumentalista y el Estado sociedad.
Marx definió al Estado como la “expresión concentrada de la economía”, por tanto se identifica como una instancia de poder, en el contexto teórico marxista se encuentra el concepto de clase.
Las feministas aportaron a la visión del Estado como “transversalizado” por la clase, género, diversidad y la etnia, para ellas es aquí donde la hegemonía funciona como el principio articulador de una formación social, es decir, los elementos relacionados con la producción jurídica, política e ideológica.
Para esta visión tanto la sociedad civil como política, son dos planos para la superestructura de un bloque histórico determinado, la primera es el ámbito de la hegemonía, mientras que la segunda está conformada por las instituciones sociales que son responsables de dirigir la cohesión, el dominio, el cumplimiento de las leyes y el orden, entre ambas la fuerza se ejerce inversamente proporcional.
Mediante el materialismo histórico indicó que la historia es la fuente de las relaciones de poder y no la naturaleza, en un segundo punto afirmó que la historia es construida por la humanidad aunque no controlen totalmente las condiciones de su reproducción.
Aclaró que el género se erige en un determinado sistema social y político en el que el Estado patriarcal está montado desde lo masculino, la adultez, lo blanco y lo heterosexual. Remembró que el patriarcado es la toma de poder histórica por parte de los hombres sobre las mujeres, las diferencias biológicas entre ambos ha servido de facilitador en esta desigualdad de distribución de poder.
Las mujeres quedaron sometidas a la maternidad, son subyugadas sexualmente y expropiadas de la fuerza de trabajo, pasando a ser el grupo dominado; en el proceso de explotación a las mujeres solo se le reconocen los hijos como un producto de sí, aunque evidentemente producen mucho más que hijos.
De esa manera las mujeres son controladas y oprimidas en lo privado, espacio en lo que se reproduce y como lo privado es político, comprobado cuando el Estado les niega el derecho a tener control sobre sus cuerpos, al ser reprimidas por demandar sus derechos sexuales y reproductivos, por eso, el Estado puede concebirse como un ente producto de una estructura de producción y reproducción patriarcal.
Sin dejar de lado que es un instrumento con el cual el sistema patriarcal ejerce su dominio sobre las mujeres, de ello se benefician los hombres, el papel del Estado consiste en regular su estructura antigua e imponer este sistema; cuenta con el sistema judicial para profundizar su ideología represiva que sus prácticas tienen que ver con la necesidad de replicar los roles de género y los valores que lo sustentan.
Vélez aseguró que las feministas deben mantener los debates para hacer una propuesta de modelo político integrador para resignificarse culturalmente, ya que desde el feminismo el cuestionamiento del actual orden mantiene diferentes enfoques y las respuestas deben plantearse desde el ámbito político como del simbólico a fin de construir el modelo global neoliberal que las desvaloriza.
Feminismo emancipador
Por su parte Ana Ortega expuso el tema “Modelo Neoliberal y su impacto en la vida de las mujeres”, habló del enfoque de acumulación por desposesión que converse con los aportes de la economía feminista ignorados por la economía liberal.
Allí se explica el impacto que provoca el despojo de los bienes para la vida de las mujeres, que es un sistema en esencia violento, para poner en marcha la maquinaria están las leyes, si esto no les funciona proceden a la represión por medio de la militarización orientada a mantener las relaciones de poder.
Abordó el caso de México que en el nombre de la guerra contra el narcotráfico y el crimen organizado se encamina la supresión de las resistencias, entre ellas los diferentes feminismos que son de las propuestas políticas más emancipadoras y más subversivas que hay a lo largo de la historia.
Logros en democracia
La Socióloga Zoila Madrid planteó los “desafíos del movimiento feminista hondureño” en una breve historia de cómo las feministas empezaron a hacer injerencia, beneficiándose de la transición “democrática” que hubo en el año de 1980, para la construcción de un Estado democrático e inclusivo encaminado a la eliminación del patriarcado.
En esta época algunos logros fueron la creación del Instituto Nacional de la Mujer (INAM) con rango de ministerio, Oficinas Municipales de la Mujer (OMM), políticas de salud reproductiva, Ley de igualdad de oportunidades, entre otras.
Se esperanzaron en el avance de un nuevo Estado “parecía que habíamos hecho la toma de la Bastilla una vez que nos tomamos el Congreso”, añadió que ese proceso se cerró “brutalmente” con el golpe del 28 de junio de 2009, lo que significó que deben repensarse como movimiento en las nuevas rutas, lógicas y la democracia.
Pensamiento académico
Los diálogos feministas se implementarán durante todo el año con el fin de rescatar las ideas, el sentir de las miembras de diferentes organizaciones, fortalecer el pensamiento político feminista y las estrategias de intervención.
Aprovechando la coyuntura política epistemológica muy singular en América Latina que luego de más de dos décadas de democracia neoliberal se experimentó un giro hacia la izquierda, arraigada en nuevos movimientos sociales de los sectores más excluidos por el capitalismo, narró Suyapa Martínez coordinadora del CEM-H.
Dentro del contexto se encuentran los grupos indígenas que se erigieron como la vanguardia de los movimientos independentistas, no en el sentido leninista-marxista sino en una clase que tiene el privilegio de operar con una racionalidad política en su sublevación contra la coloneidad del poder que rige las sociedades desde el sometimiento imperial del occidente desde 1942.
Ante la profunda crisis sociopolítica actual el movimiento feminista hondureño necesita retomar el debate, para irrumpir en los diálogos que se dan en lo público donde prevalecen los pensamientos hegemónicos de la clase política.
En tal contexto quienes participan en los espacios notorios y políticos son los hombres con una mirada androcéntrica, patriarcal en el escenario de una dictadura militar y un Estado que criminaliza la protesta popular frente a las violaciones de los derechos humanos de las mujeres.
Por esa razón es que las feministas decidieron retomar los diálogos y debates feministas, para enriquecer su pensamiento político personal, permear los espacios de poder y cimentar el pensamiento político.
El nombre Berta
El espacio de debates lleva el nombre de “Berta Cáceres” en donde se posicionará el pensamiento feminista de la mujer indígena asesinada el 03 de marzo del presente año.
Fue hace años que en una manifestación de un 08 de marzo “Día Internacional de la Mujer”, en los bajos del Congreso Nacional que reconocieron a la indomable como feminista, luego de escucharla hablar, no quedó duda que Berta era feminista.
Según Martínez la líder indígena dedicó su pensamiento para resistir al colonialismo patriarcal, clasista y dominante que sometió a la esclavitud, explotación y subordinación a los pueblos originarios en el despojo de sus bienes.