Por: JUDOVA
Prácticamente no habría ya tierra donde sembrar y los fenómenos meteorológicos sacudirían la región casi de manera permanente. Así de cruda será la realidad si no se toman las medidas ya no sólo para revertir el cambio climático, sino para prepararnos a un nuevo entorno de ciclos temporales más rápidos , que lo mismo afectará severamente a agricultores, plantas hidroeléctricas o empresas de manufactura y servicios.
El tema es serio e implica “quitarnos las máscaras” de quiénes son los mayores responsables de esta catástrofe y asumir su compromiso pagando la deuda con la naturaleza y con los más pobres que son los más golpeados con este fenómeno.
En “un esfuerzo” por llegar a acuerdos acerca de cómo reducir los gases invernaderos (contaminación) se reúnen en París, Francia , del 30 de noviembre, al 12 de diciembre, más de 150 mandatarios y la esperanza está puesta en que prive la conciencia, y no los intereses personales y de grupo.
Aunque los ambientalistas, los presidentes (as ) de las naciones pobres echan la culpa a los países llamados “desarrollados “ de la hecatombe actual, no menos cierto es que también influye la corrupción, la falta de aplicación de las leyes y la impunidad que impera en los gobiernos llamados sub desarrollados, lo que ha llevado a una acelerada destrucción de los ecosistemas trayendo consigo más calor, deforestación, escasez de agua, suelos infértiles y más pobreza, ya que los beneficios económicos sólo son para grupos de poder político y económico.
Costa Rica es referente de protección y conservación del ambiente. En el año 2010 declaró su territorio libre de minería metálica, sólo las industrias que ya contaban con un contrato para explotar, están concluyendo el mismo.
Recientemente, se aprobó la ley de prohibición de caza de animales y se realiza desde hace mucho tiempo la denominada servidumbre ecológica que consiste en que los pueblos de tierra adentro cuidan el bosque a cambio de un pago estatal. Estos entre muchos ejemplos de cómo se manejan los recursos naturales de los habitantes.
En Honduras ocurre todo lo contrario, se aprobó una ley de minería leonina en la que sólo las empresas son las ganadoras. No se respeta el libre albedrío de los indígenas, garífunas y ladinos en no aceptar proyectos lesivos a sus intereses, la impunidad campea y nadie que haya destruido el bosque, el agua, la fauna, la tierra, está preso.
Para rematar, el actual gobierno aprobó hace poco, la emisión de licencias ambientales en 24 horas, sin investigación si reúne los requisitos o no, el solicitante para instalar su empresa o proyecto.
Esperemos a ver qué resulta de esta cumbre sobre cambio climático y si todos y todas los asistentes “se quitan las máscaras” para salvar el planeta y la humanidad…