Zeid Ra’ad Al Hussein se refirió al tema, al presentar su informe ante el Consejo de los Derechos Humanos en Ginebra, sobre el respeto de las garantías fundamentales en países como, Venezuela, Siria, Myanmar, México y Estados Unidos, entre otros.
El funcionario de este organismo multilateral dijo que la situación en Venezuela es profundamente alarmante, que Siria continúa en la catástrofe y que en Honduras también alarma el aumento de las amenazas y la intimidación contra los defensores de los derechos humanos, los periodistas, los trabajadores de los medios de comunicación y los activistas sociales y políticos.
Ante tal situación advirtió que “mi oficina dará a conocer un informe en los próximos días que detalla el uso excesivo de la fuerza y las detenciones masivas en respuesta a las protestas que tuvieron lugar después de las elecciones de noviembre de 2017, y el Consejo será informado el 21 de marzo”, indicó el Alto Comisionado de la ONU en materia de Derechos Humanos.
Y es que después de las elecciones generales, de noviembre pasado, los hondureños han denunciado un fraude que estuvo a la vista del mundo y se volcaron a las calles a exigir la salida de Juan Orlando Hernández de la presidencia de la República, pues la mayoría de los ciudadanos no lo respetan ni lo reconocen como presidente.
Sin embargo, a esas manifestaciones populares, el mandatario, por la fuerza para muchos, las ha respondido con gases lacrimógenos, gas pimienta, toletes y balas vivas, que ya han provocado la muerte de más de una treintena de manifestantes y centenares de detenidos ilegalmente, heridos, intoxicados y golpeados, donde se incluyen niños, mujeres embarazadas, periodistas y defensores de los derechos humanos.
El 27 de febrero pasado, el representante que envió la ONU para mediar en el diálogo propuesto por el gobierno con propósitos de solventar la crisis derivada del fraude electoral, Igor Garafulic, pudo comprobar en la manifestación pacífica desarrollada por la Alianza de Oposición frente a la sede de ese organismo en Tegucigalpa, que los militares y los policías estaban reprimido al pueblo.
En plática con medios de comunicación, Igor Garafulic lamentó lo que estaba pasando. “Hay cosas que uno no controla, pero el que una persona sea golpeada, si se puede controlar”.