El crimen contra Bertha Cáceres, una defensora de derechos humanos, en especial de su pueblo indígena lenca y sus bienes comunes, el pasado 03 de marzo, desnudó aún más el sistema de criminalización de la defensa de los derechos humanos, tarea que cada vez se vuelve aún más peligrosa en Honduras.
Aprovechando las reformas al Código Penal que se preparan en este momento, el gobierno de la República estaría aprovechando la coyuntura para llevar agua a su molino e incluir artículos que lacerarían gravemente la libertad de expresión en Honduras, entre ellos el ejercicio de la protesta social como forma de expresión.
“Si no rompes el silencio, él se encargara de tí”: Blanca Guifarro**
Por: Gladys Lanza*
Antes que nada quiero decir que soy MUJERy me siento orgullosa de serlo y que si algo tengo bien claro desde niña es que ningún hombre debe agredirme ni siquiera mi padre –como era o como es aun, en algunas regiones de mi país al imponer disciplina por medio del miedo al golpe, grito o amenaza- es decir que sobre todas las cosas que hacemos o dejamos de hacer le debemos obediencia a nuestro padre, hermano mayor o cura del pueblo y que nos debemos someter a esa autoridad que es la autoridad del hombre, de esta manera nos dirigen, nos controlan, especialmente en la toma de decisiones importantes de nuestra vida. De esa manera se van construyendo esas relaciones de poder que son como hilos invisibles que nos hacen creer que son naturales y por lo tanto aceptarlas como tal.
El tan llevado y traído “DIALOGO NACIONAL”, convocado con bombos y fanfarrias por el presidente Juan Orlando Hernández, era un fracaso anunciado por los muchos movimientos que se negaron a ir a la gallera o palenque escogido por el gobernante hondureño, en su deseo quería, pedía y hasta exigía que acudieran a escuchar sus brabuconadas dictatoriales y por ende intolerantes, sin dar lugar siquiera que las organizaciones de los indignados y demás sectores políticos partidaristas fueran escuchadas sus exigencias más que justicieras.
Entre una convulsión nacional, Guatemala, la República de la eterna primavera, pero también de las eternas dictaduras y sanguinarios dictadores; ha dado una lección más de cómo se aplica el Derecho y de una independencia de poderes ante y entre las naciones civilizadas del Orbe.