La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, instó a “ los Estados a que recurran a todos los medios necesarios, incluyendo la realización de investigación, la adopción de legislación, políticas públicas y asegurando el acceso a la justicia, para garantizar que esta emergencia de salud pública no agrave los prejuicios, estereotipos, desigualdades o los obstáculos estructurales existentes ni dé lugar a un aumento de la violencia y la discriminación contra las personas con diversas orientaciones sexuales e identidades de género” 

El miembro de la Plataforma Derechos Aquí y Ahora Honduras, Kevhin Ramos, declaró a pasosdeanimalgrande.com que en el contexto del COVID-19, el cuerpo y la vida de las personas de la comunidad sigue siendo maltratado, desplazamiento y la violencia basada en género , y como forma más atroz los crímenes de odio y un ejemplo de ello fue el asesinato de Luz Clara, una mujer  trans que murió por causa de golpes con piedras, en la ciudad de la Ceiba, al Norte de Honduras en los primeros días de este mes de mayo. 

Estadísticas de crímenes 

Asimismo mencionó que el Estado de Honduras no promueve, salvaguarda o protegido la vida ni los derechos de las personas LGBT y eso no le ha importado nunca. Explicó que en este contexto este tipo de temas han sido dejados de lado por las autoridades nacionales. 

 Además mencionó que en esta pandemia la situación se está acrecentando ya que en la coyuntura que se atraviesa muchas mujeres trans han sido víctimas de discriminación en los bancos porque no existen programas orientados a dar préstamos o abrir una cuenta bancaria porque no coincide su nombre legal con su identidad. 

 También dijo a la situación se le suma el nuevo Código Penal que atenta contra la vida de las personas LGBT, ya que el Estado no está garantizando penas ni castigos a quienes cometan discriminación o actos que generan violencia en perjuicio de la comunidad y es un latente retroceso en materia de derechos humanos y solo para este sector vulnerable, lo es para la población hondureña en general, como para los que protestan,  se organizan,  a quienes intentan defender el cuerpo y la vida , como las y los que se encuentran en los territorios. 

Igualmente el defensor de los derechos de las personas diversas, en Choluteca, Deninson Escalante, manifestó  a este medio digital que la situación de las personas  de la población LGBTI en el Sur de Honduras es igual que en el resto del país, son víctimas a diario de ataques de violencia física, verbal y exclusión.

Por otra parte,  en el contexto de la emergencia por Covid-19, la falta de ayuda con  insumos para las personas de este grupo, considerando que es uno de los sectores en situación de derechos vulnerados y la falta de fuentes de trabajo llevan que varias decidan ejercer el trabajo sexual como una necesidad para subsistir.

El Estado de Honduras no cumple con la atención médica en los centros sanitarios , el  respeto y cumplimiento de los derechos de esta población   es violentado por el simple hecho de tener  una orientación sexual diferente a la que la sociedad y los grupos fundamentalistas religiosos consideran.

A su criterio la actual crisis que el país está pasando conlleva a que  las personas LGBTI tengan que salir a las calles a abastecerse de alimentos, arriesgando su  salud e integridad física, porque hay varios casos de asaltos, que no solo les quitan sus pertenencias sino que son atacadas físicamente como represalia, estigma y odio.

La dificultad para interponer una denuncia en las entidades públicas como la Dirección Policial de Investigación, DPI o el Ministerio Público, MP, se sigue dando porque no toman nota de los hechos o de dicha denuncia,  sumando la discriminación de la que son objeto por parte de los policías o  militares, creando un ambiente de impunidad para los agresores y de miedo hacia este sector vulnerable porque  no tienen dónde acudir  cuando son víctimas de violencia.

Sociedad que encasilla 

Por otro lado, Johana Vásquez, quien es lesbiana, aseguró que la han discriminado y estigmatizado por su apariencia porque la sociedad la encasilla como “un poco femenina”.

Vásquez apuntó que es difícil enfrentar este tipo de cosas, más cuando por su orientación las personas LGBTI son atacadas verbalmente, como es su caso. 

Eli, una mujer transgénero, de la ciudad de Tegucigalpa, expresó que en relación de las violaciones de derechos humanos que el Estado de Honduras ejerce en contra de las y los hombres trans, es muy complicado porque no reconocen su identidad, en muchas ocasiones se ven  orilladas a no poder trabajar por su expresión de género ya que están atadas al nombre legal.

Explicó que en las instituciones ya sean privadas o públicas  están obligadas a utilizar su nombre legal, eso hace que sus identidades asumidas sean pisoteadas porque no tienen ninguna garantía de seguridad, ya que el promedio de vida de una mujer trans en América latina es de 35 años, “estamos expuestas a mucha violencia en la calle y en nuestras casas”.

Por otra parte, el miembro de la comunidad de la diversidad sexual de la ciudad de Choluteca, Marvin García, argumentó que Honduras es un país que tiene la facilidad de reprimir los derechos de sus habitantes, pero ser homosexual esa es otra historia más difícil de contar, en esta nación no existe un programa de protección para las personas LGTBI pues es la policía y demás entes que se encargan de promover el odio hacia ella y ellos. 

García indicó que ha sido víctima de homofobia y discriminación en todos los sectores que se ha relacionado menos el en el familia. Para muchas personas de la comunidad LGBTI el apoyo de sus familiares es primordial, “pero eso no te garantiza una vida sin prejuicios y discriminación, desde mi vida escolar fui víctima de burlas y odio”

Expresó que las burlas nunca han parado hasta el día de hoy, se ha  encontrado con maestros homofóbicos que simplemente con  estar en su salón de clases les molestaba y su odio hacia él era más que evidente.

Mencionó haber  encontrado odio hasta en espacios donde se supone son para poder cambiar la sociedad, “espacios donde hay que construir, pero lo que en realidad se hace es destruir al otro individuo por su orientación sexual”.

Asimismo dijo que Choluteca es una ciudad no muy lejos de la realidad de otras ciudades donde si ven a una persona libre y feliz se espantan y comienzan a lanzarle piedras como si se tratara de la peor de las alimañas.