El grupo de migrantes caminó rápidamente por la carretera, algunos asistidos por conductores, mientras que otros continuaron caminando hacia la frontera con Guatemala. En los últimos años, los migrantes irregulares centroamericanos han comenzado a viajar en grandes grupos en busca de seguridad y, en algunos casos, evitando caer en las garras de los traficantes de personas.

La salida del nuevo grupo fue un recordatorio de la caravana migrante que se había formado hace dos años y que tantas preocupaciones había dado a los gobiernos de México y Estados Unidos. El gobierno de Estados Unidos ya ha repatriado a más de 335.000 inmigrantes entre octubre de 2019 y septiembre pasado, de los cuales unos 200.000 eran mexicanos, 35.000 hondureños y 40.000 guatemaltecos.

La frontera guatemalteca, que reabrió hace dos semanas después de limitar los viajes durante meses para frenar la propagación del coronavirus, ha encontrado en los últimos días al menos 3 mil migrantes, la mayoría hondureños, rompiendo una valla militar y entrando a Guatemala sin sin haber realizado pruebas para Covid-19.

Por ello, el presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, ha ordenado que estos migrantes sean detenidos y repatriados lo antes posible. La prueba es un requisito esencial para que cualquier extranjero cruce la frontera después de seis meses de cierre de la frontera debido a la pandemia.

La viceministra de Relaciones Exteriores de Honduras, Nelly Jerez, en una visita a Estados Unidos, advirtió a sus compatriotas en una caravana de más de 1.250 que no ingresaran a Estados Unidos para evitar los riesgos de una pandemia y xenofobia.

Nelly Jerez recordó que desde el 31 de enero ya se ha deportado a hondureños desde Estados Unidos y México. También advirtió sobre posibles penas de hasta 10 años de prisión para los extranjeros que ingresen al territorio de manera ilegal y sin seguir los protocolos adecuados para evitar la propagación del Covid-19.

Casi la mitad de los aproximadamente 3,5 millones de inmigrantes centroamericanos de El Salvador, Guatemala y Honduras que residían en Estados Unidos en 2017 llegaron antes del 2000, mientras que entre 2018 y 2019, el aumento de llegadas de inmigrantes y solicitantes de asilo Los centroamericanos en la frontera entre México y Estados Unidos han probado la capacidad del sistema de inmigración estadounidense.

Hasta el momento, 42.000 hondureños han sido protegidos por el TPS (Estatus de Protección Temporal) gracias al cual permanecen en Estados Unidos ya que los tribunales han logrado extenderlo hasta enero de 2021, a pesar de los intentos del presidente estadounidense Donald Trump de abolirlo.

La pandemia de Covid-19 ha ralentizado el flujo de migrantes centroamericanos a Estados Unidos, mientras que las condiciones políticas y económicas que empujan a las personas a abandonar la región no han cambiado. De hecho, estos migrantes huyen de la violencia, la pobreza y la falta de oportunidades en su país, acentuada por la actual pandemia de Covid-19.

Mientras tanto, en la Casa Blanca ha habido una gran movilización debido al presidente Donald Trump, quien dio positivo por el coronavirus, uniéndose a sus colegas centroamericanos Alejandro Giammattei de Guatemala y el impopular Juan Orlando Hernández de Honduras en la enfermedad.