Este próximo 25 de mayo los periodistas celebran su día, en medio de grandes desafíos para hacerle frente a las presiones políticas, a las amenazas de grupos de poder y de un gobierno autoritario, así como a las demandas de la profesión y de las audiencias.
La intolerancia oficial, el auge del Internet y de las redes sociales son un desafío para los periodistas, quienes ahora tienen que lidiar no solo con autoritarismo del gobierno y sus organizaciones civiles adeptas, sino también con los ataques de granjas de bots, con la proliferación de la desinformación, la opacidad y la pugna entre la inmediatez y la calidad de los contenidos.
Para conocer los retos que enfrentan actualmente los periodistas, Pasos de Animal Grande entrevistó a varios profesionales de la comunicación, quienes identificaron la existencia de dos momentos: la época analógica y la digital; así como una vieja generación de profesionales de la comunicación- que cubre entre los años de 1970 y 2000- que ya va de salida y la generación de remplazo que arranca con el inicio del siglo XXI.
Para la veterana periodista investigadora Xiomara Orellana, los desafíos que enfrentan actualmente sus colegas son muchos, comenzando por hacerle frente a un ambiente donde cada vez se sienten más represión estatal.
Xiomara Orellana |
“Estamos más expuestos a las amenazas, a los insultos, a las demandas judiciales. Es un ambiente muy tenso. No me sentí tan atacada antes como ahora”, Xiomara Orellana
Ella es del criterio que, en este clima hostil, las redes sociales al no tener un control se volvieron herramientas de los detractores. Muchos de los atacantes se esconden en el anonimato y hasta se conoce que oficialmente hay grupos de bots que destruyen la imagen de una persona solo porque no piensan igual que ellos.
Generaciones distintas
A criterio de Orellana el periodismo de la vieja guardia- la analógica, la que redactó en máquinas de escribir, la que vio la llegada de las primeras computadoras y tuvo que adaptarse a la era digital- se caracterizó por la pasión, compromiso y entrega en su oficio. Caminaba de un lugar a otro en la búsqueda de respuestas para plantear una historia bien contada.
“Y ahora las nuevas generaciones son más superficiales, están cayendo en un confort, no buscan más allá de lo que puede caer en un grupo de WhatsApp o un comunicado que pueda mandar a alguien; están más enamorados del copiar y pegar y no exploran. Muchas veces hay notas que nos dejan pistas para seguir un hilo más allá y no se atreven a buscar.
“Más o menos he sondeado a muchos estudiantes y el 80 o 90% está en periodismo por figurar en una cámara. No tienen conciencia de su rol fundamental para transformar una sociedad, sino que están pensando más en el protagonismo en como volverse influencer, como tener más seguidores en las redes sociales, o en ser un presentador estrella de un determinado medio.
No le están apostando a la pasión por la profesión, a creer que a través de sus notas informativas, sus reportajes, sus investigaciones, pueden ser agentes de transformación. El periodismo debe seguir siendo esa herramienta vital para el cambio de la sociedad. En nuestras manos está ver cómo, a la par de esa evolución tecnológica, también impera el sentido humano de una carrera trascendental para la democracia, cuestionó Orellana.
Por el momento, dijo quedarse con el periodismo de la vieja guardia no solo porque es de esa generación, pero cree que las dos tienen sus cosas positivas, lo que pasa es que hay que equilibrar un poco realmente el sentido para el cual se estudia periodismo.
“Debemos regresar al periodismo combativo de antes, porque creo que nos hemos acomodado mucho al tema de WhatsApp y a todo lo que nos cae al teléfono, ya no hay un esfuerzo. Nos falta más que empatía con la verdad”, añadió.
Orellana considera que el surgimiento de los nativos digitales si bien han fortalecido el periodismo, también se han convertido en armas de doble filo, porque ahora con las redes sociales se ven como obligados con la inmediatez, descuidando la verificación, lo cual lo está llevando a cometer muchos errores en sus contenidos.
Ahora los medios no están apostándole a la calidad de los contenidos, están pensando más en función de sus posicionamientos en el ciberespacio, de cuánta búsqueda generan, cuantas visitas al sitio, cuánto tráfico. Es más “nos estamos enfrentando al nuevo fenómeno de la inteligencia artificial. En determinados momentos pesa más lo que un robot fríamente puede hacer porque es más rápido que a la sensibilidad humana”, deploró.
Decadencia
Entre tanto, el periodista Eduardo López, director del periódico digital dinero.hn, estimó que el periodismo hondureño ha entrado en una fase crítica. Las nuevas generaciones que están lanzando las escuelas de periodismo le apuestan más a lo tecnológico que a la capacidad de redacción, de análisis, creatividad y de efectivas coberturas, entre otros aspectos indispensables para dar a las audiencias un producto informativo de calidad y alta credibilidad.
Pero igualmente, está la responsabilidad de los medios de comunicación, muy renuentes a capacitar a los viejos y nuevos periodistas. Y es que actualmente muchos medios de comunicación andan por la calle, dejaron de invertir en su personal periodístico y en sus equipos tecnológicos, por ejemplo, hay radios informativas que ya no pagan y descuidaron sus antenas de transmisión.
Radioemisoras que antes eran de cobertura nacional hoy ya no se pueden sintonizar ni en Guaimaca, porque dejaron de invertir y dejaron a sus audiencias desinformadas y a expensas de lo que se publique en las redes sociales, que se han convertido en un problema social porque la gente no estaba preparada para hacer buen uso de ellas.
Otro problema es que se ha descuidado la formación de los nuevos periodistas. La generación que ya va de salida era muy astuta, planteaba sus notas con potencia y elegancia hoy la generación que va apareciendo está más metida en lo digital, en el protagonismo, pero no desarrollan sus capacidades de razonamiento, de coordinación de ideas, de conocimiento de antecedentes, y hasta de cierta picardía para ir más allá de una noticia.
Y de eso, hasta el gobierno se aprovecha. Un decomiso de plantaciones de amapolas, para obtener cocaína, registrada en Colón los medios de comunicación lo han sacado tres veces como si cada uno fuera un hecho nuevo.
“Es que yo veo en las redacciones como una desidia” criticó López.
El director de dinero.hn cree que la vieja como la nueva generación de periodistas tiene ventajas y desventajas. Una buena parte de la generación que va de salida se estancó, no se arriesgó a ir por más conocimientos en lo tecnológico, pero posee una gran experiencia. Mientras que nos nuevos profesionales de la comunicación aún están a tiempo en volver a las bases del periodismo y a las buenas prácticas de su profesión.
Otro de los desafíos que enfrente los periodistas es el tema ético. En algunos medios sigue prevaleciendo el amarillismo, en otros los hechos trágicos se exponen como notas de espectáculo, el dolor ajeno se trasmite como notas de entrenamiento, ponen a funcionarios y opositores a ofenderse públicamente y en las redes sociales no hay respeto por nadie, deploró.
Transparencia
Creo que uno de los desafíos más importantes para poder ejercer el periodismo y dar calidad de información a los lectores y oyentes es tener un verdadero acceso a la información pública. Este es uno de los desafíos a vencer, expuso la periodista Eleana Borjas, reportera de Radio Progreso.
Invitó a la ciudadanía a que exija el cumplimiento del derecho humano de acceso a la información pública, porque cuando hay transparencia la población pueda tener un mejor criterio y puede cuestionar a quienes están en el poder.
Otro reto es tipo gremial. Debe haber unidad para enfrentar las diversas amenazas que se presentan continuamente y para poder exigir, incluso, mejores condiciones laborales para los y las periodistas. Esto evitará que caigan en la tentación de recibir dinero bajo la mesa, ya sea de sus fuentes o del gobierno, reflexionó.
Borjas lamentó que la vieja generación de periodistas sea muy cerrada, muy egocéntrica y que las nuevas generaciones estén pensando más en el tema de las redes sociales, más pendientes de TikTok y no se preocupen por mejorar su redacción y por profundizar más en sus contenidos.
Por su parte Julio Velásquez, relacionador público del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh) también consideró que para visualizar los desafíos que enfrentan los periodistas deben verse desde el punto de vista de dos generaciones distintas. La que se formó entre los años de 1970 y 1990 y a los profesionales del nuevo siglo.
Julio Velásquez |
Son generaciones totalmente diferentes, la vieja guardia se desarrolló entre guerras regionales, los abusos de poder, los desastres naturales y las crisis políticas internas. Los nuevos periodistas son profesionales más actualizados con la tecnología, pero con una gran deficiencia en redacción y compresión de los acontecimientos nacionales y mundiales.
En las entrevistas, en las conferencias de prensa a los nuevos periodistas nunca se les ve tomar apuntes en una libreta. Se van con lo que con lo que el entrevistado dice y no hay realmente un interés de profundizar sobre los temas; por otro lado, hacen de una publicación en las redes sociales una noticia, valoró Velásquez.
Los veo como más robotizados y esto es peligroso porque los expone a la manipulación de las fuentes y a sufrir agresiones y amenazas hasta de demandas judiciales.
También las falencias se ven hasta en las relaciones públicas de las instituciones oficiales, no hay interés por atender bien a la ciudadanía, incluso no hay mayor voluntad por conocer cómo funciona la institución tanto a lo interno como externo. Todo esto, sin duda son desafíos que el periodismo debe enfrentar y corregir, demandó Velásquez.