Las libertades de pensar, de investigar y de publicar de los científicos y de los investigadores sociales, actualmente están en riesgo al ser ferozmente atacadas por funcionarios intolerantes del gobierno, por grupos con poder económico e incluso por una academia politizada.
Intelectuales coinciden que solamente en los gobiernos autoritarios se reprime la libertad de pensamiento y de investigación, características de esta administración, así como de la anterior.
La percepción de científicos, investigadores y académicos es que esta administración gubernamental igual que el anterior tiene la misma característica de creer que toda persona que piensa distinto a ellos es una amenaza, un conspirador, un enemigo y los agreden a través de ciertos ministros y mediante sus virulentas tropas digitales.
Ellos están conscientes que en una democracia la libertad de expresión es la primera libertad, sin ella un pueblo está sometido a los antojos de gobiernos autoritarios. En un país de libertades nadie puede reprimir la expresión del pensamiento y de la tarea de investigar, coincidieron.
En un reciente foro televisivo, la investigadora María Estela Rivero, del Instituto Pulte de la Universidad de Notre Dame, expuso que, en la región centroamericana, incluyendo Honduras, hay investigadores científicos y sociales que viven amenazas y persecución por sus trabajos, otros sufren recortes presupuestarios en sus proyectos y también están aquellos que se autocensuran y deciden no publicar sus hallazgos- que conducen a un pensamiento crítico- por temor a que sean tomados a mal por algunos grupos sociales o estatales.
Dado el contexto en el cual está viviendo en Centroamérica, no solo hay temas intocables, hay algunos investigadores que deciden mejor no publicar, porque ya saben que se les van a contestar, o les van a cuestionar, que es otra de las formas de la represión. Y todo esto afecta la producción científica”, meditó Rivero.
De igual forma, los entrevistados por este medio coinciden que en Honduras las amenazas contra los investigadores se presentan cuando se tocan intereses políticos, económicos, donde se pone en evidencia lo que está haciendo sectores poderosos, los grandes capitales, las farmacéuticas.
Obstáculos en la academia
La politización de los entes de educación superior también se volvió otra amenaza en Centroamérica y en Honduras. En Nicaragua no solo se han cerrado centros de investigación como el INCAE (Instituto Centroamericano de Administración de Empresas), sino que el régimen dictatorial que gobierna ese país ha clausurado a unas 29 universidades.
Se cerraron universidades privadas, organizaciones de la sociedad civil, porque estaban generando investigación o conocimiento disidente al pensamiento de las elites que gobiernan ese país.
En Honduras, según un documento que circula en la red, el partido Libertad y Refundación (Libre) actualmente en el poder, tiene un plan para apoderarse de las universidades estatales, ya lo hizo con la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) al imponer a su rector y también ya lo logró con la Universidad Nacional de Agricultura (UNAG), ubicada en Catacamas Olancho.
Según publicaciones digitales, coordinadas por personas vinculadas a Libre, bajo el plan de refundación de la educación superior, el nuevo paso es apoderarse de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM) y como no lo han logrado mediante el control de la rectoría, están buscando que el Poder Legislativo la intervenga.
Para la doctora, diputada y docente universitaria Johana Bermúdez, la investigación científica y social es un trabajo que se ve sometido a presiones, similares a las que sufre el periodismo. Hay muchos factores que imposibilitan plantear una agenda amplia de investigación que permita a las universidades y al país avanzar en esa área.
El problema es que de alguna manera los docentes se sienten desmotivados por el tema. En gran medida la desmotivación es producto del actuar del departamento de Recursos Humanos que quieren ver a los docentes frente a los estudiantes, olvidando que el catedrático tiene que cumplir con tres funciones esenciales: docencia, investigación y vinculación.
Sin embargo, “la gente de Recursos Humanos anda buscando y evaluando el docente contando nada más el tiempo que está frente a los estudiantes. Esa persecución no solamente ha sido en esta gestión, sino que ha venido desde hace tiempos”.
A eso se le agrega que algunas veces las autoridades inmediatas no le dan la importancia que representa para la universidad la investigación. Hay autoridades que no entienden que la investigación en las universidades públicas y privadas son las que contribuyen a perfilar a estos entes de educación superior en los ranking local, regional e internacional, criticó.
“La desmotivación que hay ahora también se atribuye al poco valor que se le da a la investigación y al poco apoyo presupuestario a los proyectos por parte de las autoridades inmediatas. Otro punto es la politización de las universidades lo cual se refleja en la persecución que en ese momento el personal docente e investigadores están sufriendo”.
El poco apoyo financiero y logístico, la persecución política dentro de la universidad y sobre todo también el desconocimiento del talento humano, son factores importantes para que la investigación no alcance los niveles requeridos para que la UNAH aparezca mejor ranqueada, agrego Bermúdez.
Por su parte la doctora Lysien Zambrano, también investigadora universitaria, reafirmó que el talento humano es la pieza fundamental para poder hacer investigación, bajo el binomio alumno-docente. “El poco tiempo que tenemos para dedicarnos a las actividades de investigación, además de la docencia, son dificultades al momento de realizar investigación”, agregó.
Según Zambrano, además, para que la investigación pueda ayudar a mejorar en los rankings tiene que estar en bases indexadas, pero “actualmente el país no tiene ninguna revista indexada en bases de datos reconocidas a nivel mundial. En ese aspecto los docentes necesitamos apoyo de las autoridades para poder realizar estas actividades ya que llevan bastante tiempo”, demandó.
Entre tanto, Javier Salgado, vicerrector de Ceutec, explicó que esa institución para evitar que sus proyectos de investigación sean torpedeados, se adoptaron una serie de mecanismos dirigidos por la Dirección de Investigación, y las diferentes facultades.
“Tratamos de que esa agenda de investigación sea alineada a la agenda de investigación de la institución y del desarrollo del país al que apuntamos, y tratamos siempre, en la medida de lo posible, de asegurar la rigurosidad científica”, expresó.
Los más atacados
Actualmente los investigadores sociales y ciertas Organizaciones no Gubernamentales (ONG) que no se han acomodado al poder, son los más atacados por sus hallazgos y por la defensa de sus posiciones.
El más reciente ataque proveniente del gobierno lo recibió el equipo de investigadores de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ) al exponer el informe “Conflictividad social, gobierno ingobernable”, donde enumera 482 conflictos originados por la institucionalidad y sus militares.
“ASJ no tiene altura moral, ni credibilidad” respondió con vehemencia, agresividad y sin mayores fundamentos Angélica Lizeth Álvarez, actual ministra de la Secretaría de Derechos Humanos (SDH). Igualmente, la publicación desató la ira en la red X del ejército de bots oficial.
A lo largo del presente gobierno de Xiomara Castro han sido frecuentes los cuestionamientos y la represión contra los investigadores sociales que con sus estudios y hallazgos exigen reorientar las políticas del gobierno, redirigiéndolas hacia los verdaderos intereses del país. Los hondureños perciben estas represalias como una acción ideológica que busca cerrar los espacios para disentir, la posibilidad de criticar, de construir, de intercambiar ideas y del debate público, como sucede en Nicaragua.
No obstante, para el sociólogo Armando Orellana, hay varias formas que obstaculizan el trabajo de investigación científica, social en el país. Una es la inseguridad, las amenazas a la muerte que estuvieron muy latentes en lo que fue la administración gubernamental anterior, “luego están los entornos laborales, las presiones, sobre todo de los círculos de poder, en el caso de las universidades estatales, que, si no se alineaban con el grupo que asumía el poder, era objeto de hostigamiento laboral, dando escasas oportunidades para que el docente se dedicara a la investigación”.
Generalmente la enseñanza universitaria está constituida bajo tres parámetros: docencia, investigación y extensión o vinculación, “pero desgraciadamente en estas dinámicas se favorece solo aquellos que obviamente han sido o son afines a grupos privilegiados, afines obviamente al círculo del poder en los últimos años, en el caso de la UNAH”, lamentó.
Asimismo, está la falta de recursos económicos para los proyectos de investigación y por otro lado están los riesgos. “Por ejemplo yo estuve haciendo un trabajo de investigación que tenía que ver con los movimientos sociales en el Aguán y la inseguridad nos obligó a retirarnos y suspender una investigación”, relató.
Orellana, manifestó que la politización de la academia pesa mucho en el trabajo de los investigadores, sobre todo cuando están los elementos de favoritismo o de clientelismo político. Si bien durante un tiempo, en el caso de la UNAH se alineó con ciertos sectores partidistas, la nueva administración tiene el reto de abrir espacio y políticas para estimular la investigación, añadió.
Según Orellana, los investigadores independientes son los que más vicisitudes enfrentan ya que no solo asumen financieramente los costos de sus proyectos, luchan contra las amenazas y al final enfrentan limitaciones de todo tipo para publicar sus hallazgos, lo que viene a generar frustración en los intelectuales.